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Revista Sábado
Columna
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Subjetivamente

Lo menos de moda, los peinados imposibles; lo más inesperado, el socialismo en América; y lo menos favorecedor, Amal, de Giambattista Valli

Amal Clooney y George Clooney.
Amal Clooney y George Clooney.

Lo menos de moda: Los peinados imposibles 

Cual profesor Higgins de la peluquería, uno de mis entretenimientos favoritos consiste en adivinar con qué partido simpatiza una señora solo por su cabellera. En el My Fair Lady de la política la cana al aire (libre) es patrimonio de las votantes más izquierdosas. El mundo socialista es proclive —y más en el pasado inmediato— a tintes y experimentos capilares tipo Leire Pajín. Y una melenita natural y aniñada es un indicador fiable de voto al PP, estilo Mato o Cospedal. Ojo con los estilismos rabiosos: son los preferidos de las esposas de tipo lady Rus.

Lo más inesperado: Socialismo en América

Contra todo pronóstico, el candidato demócrata Bernie Sanders conecta con los más jóvenes gracias a su discurso de transformación de la sociedad; eso tan anglosajón de “hacer de este mundo uno mejor”. Según todos los sondeos, partía a mucha distancia de la favorita, pero aunque Hillary Clinton fuera finalmente la candidata demócrata, Sanders ha sido la sorpresa —o el sleeper, en términos cinematográficos— en un país donde socialista es una palabra tan difícil de encajar que solo Warren Beatty pudo permitirse hacer una película llamada Reds. Y ganar el Oscar.

Lo menos favorecedor: Amal, de Giambattista Valli 

Si la semana pasada Giambattista Valli era lo más en esta columna, esta semana baja del puesto 1º al 40º por culpa de Mrs. Clooney. Amal, née Alamuddin, nos sorprende con un estilismo entre patinadora y majorette muy poco apropiado para nadie que no lo acompañe con bastón y botas blancas. Y menos todavía para una abogada con prestigio y credibilidad en materia de Derechos Humanos. Aunque ella se aplique generosamente el refrán de "lo cortés no quita lo valiente" cuando se trata de pamelones, minifaldas, guantes extralargos y otros complementos que harían las delicias de la peor Joan Crawford, chica, Amal, se siente. Nos quedamos con otro refrán: el hábito sí que hace al monje. Y la minifalda con vuelo está súper out.

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