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Porque lo digo yo
Columna
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Antonio Resines

Por él, no habría sido actor. Amagó con ser abogado, como su padre.... Pero Fernando Trueba, su compañero de universidad, entendió que el mundo merecía disfrutar de alguien tan gracioso y le cambió la vida

Antonio Resines, en el festival de Málaga.
Antonio Resines, en el festival de Málaga.CARLOS R. ÁLVAREZ (WireImage)

En los primeros años de su carrera, Antonio Resines era uno de los que pensaba que Antonio Resines aún no era un buen actor. Por esa época, la madre de María Dolores Pradera, de la misma pasta genial y surrealista que su hija, afinó el retrato de ese tipo que se había colado en las casas: “Antonio Resines no es un actor. Es una visita”.

Por él, no habría sido actor. Amagó con ser abogado, como su padre, y luego, con más ilusión, productor de cine. Pero Fernando Trueba, su compañero de universidad, entendió que el mundo merecía disfrutar de alguien tan gracioso y le cambió la vida. Hicieron Opera prima en 1979 y ahora, 37 años después, van a rodar en Budapest La reina de España, cuando Antonio ya es, a su modo, y sobre todo al nuestro, un clásico.

Este sábado, dará su primer discurso como presidente de la Academia de Cine. No era el presidente más obvio. Ha tenido que ocuparlo para darnos cuenta de que ese cargo le esperaba: Antonio es muy respetado y popular, la tarea le permite sacar el líder de la clase que lleva dentro, y conoce los recovecos del cine español mejor que las gradas del Santiago Bernabéu, que ya es decir. Hay otro detalle esencial: lo lleva con alegría, le gusta hacerlo. Le encanta alentar proyectos y, en general, le encanta la gente, especialmente la de su oficio, donde ha encontrado muchos de sus seres queridos.

Antonio apenas usa Internet ni escribe mensajes al móvil. Pero tiene la agenda tan ordenada como su cabeza. Nunca deja de responder una llamada, ni de volar al lado de un amigo que le silbe.

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