Carlsen brilla otra vez y se destaca

Fue una tarde de gran ajedrez en Wijk aan Zee (Holanda). Magnus Carlsen volvió a ganar, a Michael Adams tras una lucha muy dura en contraste con el anodino empate de la víspera frente a Serguéi Kariakin, quien hizo tablas en otro largo combate de esta 9ª ronda del torneo Tata Steel con Fabiano Caruana. Éste sigue 2º a falta de cuatro, con un punto menos que el noruego y medio más que el prodigioso Yi Wei, autor de una obra maestra.

Si uno mira sólo el calendario y los números, el campeón del mundo está aún lejos de cantar victoria. De hecho, la 10ª ronda, hoy, podría cambiar mucho la situación, en un sentido o en el contrario: Carlsen tiene las piezas negras frente al ídolo holandés Anish Giri, quien tras un flojo arranque está a 1,5 puntos del escandinavo, junto a los chinos Wei y Liren Ding, así como el estadounidense Wesley So. Y Caruana se enfrenta con blancas a Wei, quien logró ayer su primera victoria en Wijk aan Zee, tras ocho empates, de manera muy espectacular frente al checo David Navara.

El problema, desde el punto de vista de la emoción máxima que quiere el aficionado, es la impresión que dan los aspirantes a primer premio en el Tata Steel. Exagerando para que se entienda mejor, parece que Carlsen gana cuando quiere: después de tres empates iniciales bien luchados (Navara, Caruana y Wei) y cierta abulia en la 4ª ronda ante Mamediárov, logró tres victorias seguidas (Van Wely, Tomashevski y Eliánov) y pisó el freno en la siguiente porque Kariakin es un tipo muy duro (gran preparación y técnica refinada), y difícil de batir, como comprobó ayer Caruana tras intentarlo durante horas, mientras Carlsen doblegaba la resistencia del veterano Adams (a quien ha derrotado ocho veces en diez partidas, con dos empates) en un combate que merece horas de análisis reposado, por la cantidad de ideas estratégicas y tácticas que contiene. El campeón del mundo lleva invicto 31 partidas, si se suman las cuatro últimas del Europeo de Naciones en Reikiavik (Islandia), desde que perdió con el suizo Pelletier, y nueve en cada uno de los torneos de Londres, Catar y Wijk aan Zee.

Por el contrario, Caruana, de 23 años, no ha mostrado una fuerza arrasadora desde su descomunal actuación en la Copa Sinquefeld (San Luis, EEUU) de agosto de 2014. Es, sin duda, un jugador muy fuerte, de excelente preparación en las aperturas y gran visión táctica; además, su juego posicional ha mejorado sustancialmente en los últimos años. Pero no termina de añadir el plus que le falta para acercarse a la altura de Carlsen.

Y algo similar ocurre con las otras tres jóvenes estrellas: Giri (21 años), So (22) y Ding (23). Estos dos últimos decepcionaron ayer al no apurar su lucha por la victoria, con las piezas negras, frente a Van Wely y Mamediárov, respectivamente. No es ésa la actitud que se espera de jugadores muy jóvenes, supuestamente llenos de energía y ambición. Giri hizo cuando pudo para doblegar a Eliánov, pero se encontró con un muro irrompible.

En realidad, la amenaza más temible ahora para Carlsen es a medio plazo, y se llama Wei. Todo indica que será un firme candidato en 2018, como ha pronosticado el director técnico de la Federación China, Jiangchuán Ye, o en 2020 como muy tarde. Su exhibición de ayer, improvisada en el tablero a juzgar por el tiempo que consumió, lleva el sello de la genialidad. Es su primera victoria tras ocho empates en su estreno en Wijk aan Zee, donde todo indica que logrará muchas más en los próximos años. Su duelo de esta tarde con Caruana tiene un especial interés.