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Tribuna
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Resultados electorales y retos democráticos

¿Debe un Gobierno sólo representar a la mayoría sin tener en cuenta las otras sensibilidades de la sociedad?

No hace mucho tuve una discusión sobre la democracia. Me decían que la democracia consiste en que los que ganan deben aplicar el programa que han propuesto en su integridad. Les dije que difería, que la afirmación debe matizarse porque democracia es también respeto a las opiniones de la gente, un juego de mayorías y minorías en el que el respeto a estas mayorías y minorías constituye el eje conductor. Y lo es tanto desde el punto de vista teórico como práctico. Supongamos que el partido A gana las elecciones (incluso si quieren con mayoría absoluta del 52%, por ejemplo) y aplica decididamente su programa sin respetar, despreciando al 48% que no lo ha votado. ¿Creen que esto sería bueno para la democracia y para el propio partido A? ¿Debe un Gobierno sólo representar a la mayoría sin tener en cuenta las otras sensibilidades de la sociedad? Un Gobierno que actúe de esta forma, ¿creen que, en futuras elecciones, va a aumentar sus votantes? ¿Por qué los que no lo votaron lo van a votar si no los ha tenido en cuenta?

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Todas estas preguntas vienen a cuento con el actual momento político en Cataluña y en España. La situación en ambos casos se complica porque, por las leyes electorales, en ambos casos las mayorías y minorías de votos y escaños no se corresponden. En Cataluña los independentistas ganaron en escaños pero no en votos; en España la derecha (PP y Ciudadanos) ganó a al izquierda (PSOE, Podemos y IU) en escaños pero no en votos. Empecemos por la situación catalana. En Cataluña nos dicen que como ganaron en escaños los independentistas tienen el derecho (y algunos añaden el deber) de dar pasos hacia la independencia, una independencia que además la quieren express en 18 meses con o sin acuerdo con las fuerzas no independentistas. La pregunta es obligada, ¿tienen derecho democrático a obligar al 52% que no les votó a seguir sus pasos? ¿Cómo se preservan los derechos de la mayoría de votantes, minoritaria en escaños?

Para mí esta es la pregunta relevante del actual momento político catalán. Lo siento pero desde las más estrictas reglas democráticas debo decir que no me siento representado por un Gobierno de Cataluña si quiere aplicar la desconexión express en 18 meses y que, desde la más estricta aplicación de las reglas democráticas, debo denunciar que un Gobierno de este talante infringiría las reglas democráticas frente a los catalanes cuya mayoría, minoritaria en escaños, no nos sentiríamos representados por este Gobierno.

Y de ahí la importancia de la cuestión formulada al principio de este artículo. ¿Como se preservan los derechos de las minorías (en escaños) en las democracias? Aquello que se dice que los Gobiernos deben gobernar para todos los ciudadanos del territorio que gobiernan, ¿como se aplica? Es la pregunta que debe plantearse el nuevo gobierno de Cataluña. Por favor, no nos hablen de los españoles, el problema está en los catalanes y su representación. Y que no nos digan simplemente que quieren representar a todos los catalanes porque resulta poco creíble cuando en los largos tres meses que ha durado la negociación para formar gobierno, JxS no ha pedido ninguna reunión formal con ningún grupo que no sea la CUP. Si el Gobierno quiere representar de verdad a todos los catalanes deberá cambiar su comportamiento respecto a los no independentistas.

Si el Gobierno quiere representar  de verdad a todos los catalanes deberá cambiar su comportamiento respecto a los no independentistas

Y en España la cosa parecería más sencilla porque no hay sobre la mesa un desafío como el del independentismo en Cataluña. Entonces, ¿cual puede ser la solución? Obviamente debe haber pactos. Y para llegar a pactos deben ponerse programas sobre la mesa y buscar mínimos comunes. Lo he dicho desde el primer momento. Creo que se podría encontrar un programa de consenso pivotando sobre la mayoría de izquierdas pero intentando incluir el máximo de sensibilidades. Creo que el voto de los españoles, interpretable como casi todo en política, ha dicho claramente que quiere una regeneración democrática, avanzar en la solución de los problemas sociales (el paro, la desigualdad social y los recortes de servicios básicos) y resolver el reto territorial (lo que requiere una nueva visión de España y una nueva formulación de la relación entre comunidades autónomas y naciones que la forman).

Este programa mínimo es un reto político de primera magnitud que requiere un Gobierno fuerte y con el máximo respaldo posible del parlamento. Mi modesta opinión es que ni Rajoy ni Sánchez pueden sin más obtener el apoyo necesario para formar un Gobierno suficientemente fuerte para resolver estos problemas. Es por ello que defiendo que los partidos discutan en primer lugar un programa mínimo (como el que expuesto obviamente más desarrollado) y, si como espero llegan a acuerdos, discutan entonces quien debe o puede formar gobierno. Discutan si alguno de ellos tiene consenso para formar un gobierno con amplios apoyos o si deben buscar unas personas que tengan la doble condición de poder obtener este consenso y de representar ante la sociedad los atributos necesarios para que induzcan la confianza de que se dedicarán a su tarea sin otros intereses.

Con ello sí que avanzaríamos en la democracia representativa. Dada la nueva situación catalana ya hay quien dice que el Gobierno de España debe formarse con la mirada puesta en Cataluña y yo creo que sería un craso error. El Gobierno de España debe constituirse, como he dicho, mirando a la realidad española y tratando de resolver los problemas, incluido el encaje de Cataluña, pero no como respuesta para defender la unidad de España. Si se llega al programa mínimo que defiendo y se consigue un gobierno fuerte que lo aplique se trabajará en la solución de fondo de los problemas incluido el catalán.

Y vuelvo a Cataluña. El nuevo Gobierno tiene un reto democrático de difícil salida si decide gobernar sin ningún tipo de diálogo con los partidos no independentistas (que recuerdo representan el 52% de catalanes que votaron el 27-S). Y la contradicción es obvia, ¿como puede pedir diálogo a otros si son incapaces del mínimo diálogo con los representantes del pueblo que quieren liderar (y liberar según su expresión favorita)?

Francesc Esteva fue fundador del partido de Pallach y del PSC, hoy es investigador del CSIC y miembro de Federalistes d’Esquerres.

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