_
_
_
_
_

Carlsen dormita mientras los demás luchan

El campeón firma un empate rápido y soporífero con blancas frente al deprimido Mamediárov

Leontxo García
Magnus Carlsen, rodeadio de jóvenes aficionados el día de la ceremonia inaugural en Wijk aan Zee
Magnus Carlsen, rodeadio de jóvenes aficionados el día de la ceremonia inaugural en Wijk aan ZeeTATA STEEL CHESS

Algo muy extraño ocurrió en la 4ª ronda del torneo Tata Steel de Wijk aan Zee (Holanda). Magnus Carlsen, habitualmente muy combativo, no mostró síntoma alguno de luchar por la victoria con blancas frente al azerbaiyano Shajriyar Mamediárov, quien había recibido un tremendo golpe psicológico el día anterior. En las otras seis partidas se luchó, y algunas fueron de gran interés.

Carlsen es ahora el 7º de 14 participantes, con dos puntos en cuatro partidas de las trece previstas. Al principio de la ronda, en la sala de prensa se daba por seguro que era el día apropiado para que el campeón del mundo empezase a remontar tras los dos vibrantes empates de los días anteriores (en la primera ronda hizo tablas con Navara) frente a dos rivales de alcurnia, Caruana y Yi Wei.

Pero eso no ocurrió y, lo que es más extraño, el noruego jugó una partida insulsa de principio a fin, como si no oliera la sangre de la gran herida de Mamediárov, quien el lunes se dejó una torre limpia ante Eliánov en una posición que estaba a punto de ganar. Pocos golpes son más duros para un ajedrecista, y más aún si el rival del día siguiente es el campeón del mundo.

Ni siquiera fue posible obtener una explicación de Carlsen, porque la organización del torneo ha cambiado su costumbre de siempre, y ya no hay comparecencias en la sala de prensa; sólo se graban algunas entrevistas cortas en los pasillos, y no siempre con los jugadores más interesantes de la jornada. El escandinavo se marchó raudo, sin hablar con ningún periodista.

Lo que ocurre sólo un día no debe servir para sacar conclusiones, pero hay otro hecho que incide en la posibilidad de que Carlsen sufra falta de motivación: su insistencia, a pesar de las críticas de muchos expertos, en proponer que el Mundial vuelva a la fórmula de eliminatorias cortas (a dos partidas; la final a cuatro), que años ha produjo campeones postizos, como Jálifman o Kasimyánov, y perjudicó mucho la imagen comercial del ajedrez. La única explicación con cierta lógica de que el campeón quiera renunciar a su privilegio actual es que ese cambio le sirva de estímulo para ganar el título con otro formato.

Mientras los informadores y espectadores discutían sobre tales asuntos, en la sala de juego ocurrían varias cosas muy interesantes. Sobre todas, dos: la impresionante victoria de Yifán Hou sobre Navara, que sitúa a la número uno invicta y empatada en el segundo puesto, a medio punto del líder, Caruana. A éste le faltó muy poco para llegar al primer día de descanso con un punto entero de ventaja, y enviar de paso al farolillo rojo al ídolo local, Giri. El ítalo-estadounidense jugó una partida magnífica, de enorme dificultad, pero luego confirmó que los finales no son su punto fuerte, aunque conviene insistir en que transformar su ventaja en victoria no era nada fácil.

Carlsen confirmó que este miércoles al mediodía jugará un partido de fútbol. Seguro que se divierte mucho más que en la narcótica partida contra Mamediárov.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_