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John Mamani Flores, 25 años, de piernas cortas y espalda ancha, nació el 8 de marzo de 1990 y pudo morir a fines de 2014. Hasta hace algunos meses, era un enfermo cualquiera perdido en los laberintos del sistema sanitario boliviano. Pasó varias semanas con uno de sus pulmones casi inutilizado, como un globo con agujero. Necesitó oxígeno extra en los momentos más delicados y conoció las habitaciones de cuatro hospitales. Y a sus habitantes. Todo comenzó con lo que parecía un resfriado mal curado y podía haber acabado en las entrañas de un quirófano desapacible repleto de instrumental quirúrgico. “¿Saldré bien de todo esto?”, se preguntaba él por aquel entonces. Mamani, que veía cómo los días se esfumaban entre pasillos y ventanales, entre batas blancas y rollos de papel higiénico, registró su peregrinación de un hospital a otro con un teléfono Iphone. Retrató platos de sopa, barbijos, baños, paredes, vacíos. Iluminó un escenario que a menudo se nos escapa: el de un condenado a permanecer en la cama. El 9 de mayo de 2014, John publicó una cajetilla de Marlboro en su Facebook con un cigarrillo que sobresalía del resto. Cuatro meses después, uno de sus pulmones colapsaba y la imagen del día era la de su mano atravesada por un tubo que le inolucaba suero. Hoy, su diario fotográfico es el testimonio de un sobreviviente, un rastro difuso que nos cuenta hacia dónde miramos (y en qué pensamos) cuando nos falta el aire.
13 fotos

¿Qué mira un enfermo desde la cama?

John Mamani Flores pasó un mes y medio entre hospitales por culpa de su pulmón izquierdo y fotografió toda su travesía por el desierto con su teléfono. He aquí el diario de un paciente aburrido. Por ALEX AYALA

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