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La paradoja y el estilo
Columna
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Superhéroes contra presidentes

¿Qué pasaría si experimentamos una elástica temporada sin presidente? ¿Podríamos invitar a los titanes a la cabalgata electoral?

Boris Izaguirre

En vista de que no tendremos presidente hasta Semana Santa, o incluso mas allá de la fecha donde hay que quitarse el sayo, conviene recordar a los superhéroes. Pero no para que vengan a rescatarnos de este impasse. No, debemos estudiar los superhéroes para no tener que depender de gobierno alguno. Porque los superhéroes se caracterizan por ser completamente autosuficientes. Que es lo que deberíamos ser ahora que nos vamos percatando de que tampoco es tan difícil vivir sin presidentes.

A un superhéroe también se le reconoce por la capa. Un elemento que permite definirlos mejor que la capa de socialismo que puedan compartir Susana Díaz y Pedro Sánchez. Hay superhéroes con capa, Superman, Batman, Wonder Woman. Y hay superhéroes sin capa, Iron Man y Spiderman. Las capas tampoco son todas iguales, albergan tanta diferencia ideológica como Albert Rivera, Pablo Iglesias y Esperanza Aguirre. Por ejemplo, la capa de Batman es aerodinámica, con mucho vuelo. A veces tiene aspecto de capote como para toreo de salón. Y es que Batman, que tiene cierta influencia estilística heredada de El Zorro, es una especie de Felipe González de los superhéroes.

Aunque la capa sea una prenda muy española, no se la ves a mucha gente. Solo Ramón García, Jaime de Marichalar y los de la Tuna la usan y siempre quedan como si fueran víctimas de una maquina del tiempo.

En el caso de Superman, la capa es meramente estética, porque él ya vuela solo. Lo que pasa es que a Superman le chifla la moda. Y no es un secreto. Lleva muchísimos años defendiendo un uniforme transgresor, los calzoncillos por fuera del leotardo rojo, que ya quisiera vestir Karl Lagerfeld. Pero esas diferencias en la filosofía de las capas no impiden a Batman y Superman compartir predilección por las prendas muy ceñidas al cuerpo. Estoy convencido que las visten para erotizar a hombres y mujeres. Son pansexuales y disfrutan con la ambigüedad que despiertan en su público. Casi todos mis amigos reconocen sentir algo especial al disfrazarse de ellos. Quizás por eso Batman y Superman estrenaran película juntos este verano. Es tan emocionante esa dupla que incrementa mi pasotismo ante el hecho de que no tengamos presi. Me aburre muchísimo el tener que repetir elecciones, encuentro que los partidos que las promueven deberían encontrar otra solución. Por eso, mi voto se definirá en el duelo de leggings de Superman y Batman y no en el de PP-PSOE.

¿Qué pasaría si experimentamos una elástica temporada sin presidente? ¿Podríamos invitar a los superhéroes a la cabalgata electoral?

A mí me encantaba Batman cuando vivía con Robin. Me fascinaban su estilo colorido, el largo de sus botas, pero lo que de verdad me maravillaba era que vivieran juntos. ¡Unos pioneros totales! No son frecuentes superhéroes que compartan domicilio, exceptuando Los Invencibles que son mas una sátira que otra cosa. Batman y Robin son el único ejemplo de convivencia doméstica en ese mundo. Pero para las nuevas generaciones, Robin ya no existe. Lo han borrado, han eliminado esa aperturista y orgullosa convivencia masculina. Es un acto de intolerancia que debe ser denunciado. Un triunfo del conservadurismo que no debemos aceptar. Si Albert Rivera mantiene a flote su partido después de esas hipotéticas elecciones de marzo, le pediremos una audiencia para que devuelvan a Robin a casa de Batman.

Con los presidentes y los políticos uno se siente en la obligación de pedir. Con los superhéroes tú no pides, ellos aparecen y resuelven. Es una gran diferencia entre superhéroes y políticos. Lo que sí comparten es lo de la doble personalidad, que los políticos enmascaran y ocultan a sus votantes. En cambio, un superhéroe sin alter ego no es tal. Entre Bruno Díaz y Clark Kent, me quedo con Clark porque posee un look que nació retro. Los superhéroes emplean la doble personalidad para hacer el bien sin verse atrapados por ninguna ideología o partido. También por eso, Bárcenas y Rato son los villanos.

¿Son apolíticos los superhéroes? Están por encima de las modas que vienen y van, como reyes del glam o como los Reyes Magos, que han provocado polémica en el PP de Madrid tras renovar su estilo. Los fundamentalistas prefieren que los Reyes Magos sean más reyes y en el Consistorio de Manuela Carmena proponen que sean magos. ¿Y los humanos normales seremos algún día superhéroes? No, tendría que picarnos una araña en un pleno del partido socialista o envolvernos la nube tóxica del perfume de Cospedal. Por ahora, mientras nos ajustamos a la elasticidad de una vida sin presidente, tenemos a Zinedine Zidane, ese hombre con familia, mirada y formas de superhéroe, con la misión de rescatar al Real Madrid del impacto de la kriptonita. #ZidaneSálvanos.

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