_
_
_
_
MIRADOR
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Dos sucesos

Más allá del debate sobre el control de armas, EE UU tendría que plantearse una reflexión sobre la soledad y el rencor

David Trueba

Dos sucesos de curiosa similitud terminaron por desencadenar reacciones opuestas. Conviene detenerse a analizar el efecto, porque tiene mucho que ver con la percepción ciudadana y la versión narrativa de los medios de comunicación. Un hombre asesinó a tres profesionales en una clínica de planificación familiar en Colorado Springs, en lo que se consideró un ataque más contra la ley del aborto, asunto que calienta campañas electorales y se pervierte en los discursos más radicales. Unos días después, un matrimonio musulmán regresaba a la fiesta de Navidad en su empresa y asesinaba a tiros a 14 compañeros en la localidad californiana de San Bernardino. Según las investigaciones, la pareja se había radicalizado en los últimos años y poseía en su hogar un arsenal de proporciones considerables que había costeado con un crédito bancario y la ayuda de un vecino.

Lejos de agilizar los trámites para tratar de racionalizar la venta de armas en un país que vive desde hace años una desbocada proporción de crímenes domésticos, el tratamiento de ambos asuntos fue muy distinto. El tiroteo en la clínica se trató como la obra de un lobo solitario, probablemente perturbado. Pero la segunda matanza podía asimilarse con el terrorismo islamista y le sirvió al precandidato republicano Donald Trump para soltar otra de sus soflamas populistas de éxito, proponiendo la expulsión de los musulmanes del país, como si tal cosa pudiera realizarse con una batida de su flequillo. La ignorancia nunca ha restado votos en la campaña electoral, pero cuando sumerge al país en un conflicto internacional debería disparar las alarmas y hacer pensar sobre lo barato que sale animar las primarias de los partidos desde la irracionalidad y la peor vertiente de la política espectáculo. Trump es muy posible que quede en un suspiro olvidado, pero como antes otros espontáneos radicales, condiciona el discurso de la derecha moderada.

Lo curioso es cómo la actuación de los perturbados no merece igual trato. El origen de la violencia en ambos casos tiene relación con los valores fundamentalistas que en personas marginadas alimentan un encono visceral, pero solo una de ellas se vende como amenaza real para la convivencia. Más allá incluso del debate sobre el control de armas, EE UU tendría que plantearse una reflexión sobre la soledad, el rencor y la mala atención psicológica que reciben sus ciudadanos. Aislados y radicalizados, el acceso a las armas es solo un escalón más en el fracaso convivencial. Las conclusiones políticas han sido todas equivocadas, y por eso el crimen se repetirá de manera tan constante como viene sucediendo en las últimas décadas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_