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Los reyes belgas estaban en un balneario en plena alerta terrorista

Las imagenes de los reyes Felipe y Matilda desayunando en la localidad bretona de Quiberon causan polémica en las redes sociales

Belén Domínguez Cebrián
Matilde y Felipe de Bélgica.
Matilde y Felipe de Bélgica.cordon press

Bajo el título de Desatino real el periódico belga Le Soir ha publicado este miércoles una imagen en la que se ve a los reyes Felipe y Matilde de Bélgica en un balneario en la localidad bretona de Quiberon leyendo un libro mientras el Gobierno elevaba la alerta máxima por riesgo de atentado terrorista "inminente". El Ejecutivo, en cambio, ha intentado quitarle importancia al hecho de que el monarca —una de las pocas cosas que mantiene unido al país partido geográfica, lingúística y administrativamente en dos— se ausentara de la jefatura del Estado durante uno de los momentos más críticos de los últimos meses en el país. El rey belga "ha estado informado en todo momento", ha justificado el primer ministro, Charles Michel.

La polémica comenzó ayer cuando Le Canard enchaîné, un diario satírico francés, reveló que tanto Felipe como Matilde pasaron en un centro de talasoterapia en Bretaña (Francia) el fin de semana del 21 y 22 de noviembre, coincidiendo con la decisión del Gobierno de elevar al nivel 4 la alerta por amenaza terrorista. Otros medios, sin embargo, aseguran que los reyes se fueron a su retiro el viernes 20, un día antes de la máxima alerta. En cualquier caso los monarcas volvieron a Bruselas "antes de lo previsto y en cuanto fue posible", según la prensa local. Le Canard enchaîné publicó en un mensaje de Twitter que el rey Felipe "había desaparecido durante la alerta de atentado. Nosotros hemos reencontrado al Rey de los belgas. Un asunto que generará revuelo".

El nivel 4 es el máximo posible y se aplicó en la región de Bruselas ante una amenaza "real e inminente" tras los atentados ocurridos en París el pasado 13 de noviembre, que dejaron 130 muertos y 350 heridos. En esos atentados participaron presuntamente al menos seis personas con residencia en Bélgica o con vínculos con el país y el principal sospechoso, Saleh Abdeslam, un belga de origen marroquí y que procedía del distrito bruselense de Molenbeek, aún sigue en busca y captura internacional.

El rey Felipe se ha mantenido en un discreto plano durante los días de alerta por amenaza terrorista, en los que tampoco habló en público, lo que la cadena de televisión RTL atribuye a que el monarca no puede hablar sin autorización del Gobierno. El diario flamenco Het Nieuwsblad indicó que las fuerzas de seguridad francesas se habrían quejado de haber tenido que hacerse cargo de la seguridad del rey Felipe durante esa estancia en el spa hasta el domingo, cuando regresaron a la capital del país. "Era un fin de semana que se había planeado hace mucho tiempo", señaló el portavoz de la casa real, Pierre-Emmanuel De Bauw, según el mismo diario.

El pasado lunes 23 de noviembre Felipe de Bélgica habló con su homólogo marroquí Mohamed VI para pedirle la colaboración de los servicios de inteligencia y de seguridad "tras los últimos atentados de París y sus ramificaciones en Bélgica y en otros países europeos", según informó el Ministerio del Interior del país magrebí.

Aunque ha mantenido hasta ahora un perfil bajo, el rey Felipe visitó el lunes el Centro de Crisis del Gobierno belga, desde donde se evalúan los riesgos para determinar el nivel de alerta terrorista, según informa la prensa local. El monarca les felicitó por su trabajo 24 horas al día los siete días de la semana en la lucha antiterrorista.

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