La ilusión del lejano oeste
Charlie Sheen es uno de esos personajes diseñados para detestarle; mientras que David Beckham está diseñado para gustar
La semana pasada fui feliz por un instante. E infeliz inmediatamente después. Acababa de enviar mi columna semanal y de grabar el show en el que participo en Telemundo. Venía de darme un baño en el Atlántico y contemplaba lo bien que está quedando el edificio Faena, diseñado por Norman Foster, al borde del mar en Miami. Todo era perfecto. Y de repente, Rubén recibió en su móvil las noticias de los ataques en París. Siempre que la vida te sacude, pretendes recordar lo que estabas haciendo en ese momento. Yo quisiera recuperarlo y detenerlo. Me di cuenta de que la felicidad es un instante.
Madonna decidió no cancelar su concierto de esa noche y, emocionada pero firme, reaccionó instándonos a seguir haciendo “las cosas que sabemos hacer y que amamos. Esa es nuestra respuesta”. Continuar. Al día siguiente bajé a entrenar en el gimnasio, que en temporada de invierno se llena de modelos europeos. Aproveché para saludar al más guapo de todos, francés y moreno. Mi marido no se enfadó y entonces comprendí que la paz es más poderosa que la guerra.
Y así me dispuse a hacer lo que amo, que es vivir. Como Tita Cervera, que en la inauguración de la exposición La ilusión del Lejano Oeste en su museo, apareció vestida de sioux, con un traje que compró hace 30 años durante un viaje a una reserva india. El traje también forma parte de su colección. Y como de ilusiones también se vive, habría que sumar la ilusión de Carmen Lomana por iniciar una carrera política. Ha declarado que los del partido Vox se habían puesto en contacto con ella y la idea le había interesado. Las críticas arreciaron pero ¿por qué una figura publica, socialite, ex de Supervivientes o juez, no puede ir en una lista si una alcaldesa de Madrid lo fue sin haber hecho campaña?
Hay mucho de política en ser socialite. Muchas veces aguantas conversaciones que no te interesan o te ves obligado a iniciarlas para evitar la incomodidad del silencio. Lidiar con el orden para sentar a tus invitados tiene mucho de estrategia. Decidir a qué fiesta acudes y a cuál no, también. Por ejemplo, si eres un invitado A no siempre es buena idea desdeñar alguna fiestecita B y saber cómo excusarte de asistir sin quedar mal, es casi igual que afrontar un mitin. Cristina Macaya, una de las anfitrionas por excelencia de nuestro país, una vez explicó que la mejor manera de cancelar una aparición era diciendo “Se me complicó, lo siento”. Con las variaciones de “se me complicó mucho” o “se me complicó todo”, dependiendo de la importancia del evento al que no vas a acudir. No hace falta ser estadista para entender la diferencia entre lo que se complica y lo que se complica mucho. Y, finalmente, asumirte como socialite tiene la misma profundidad que asumirte como presidente. Ambos cargos o ambos paquetes tienen mucha envoltura y también mucho vacío.
Intranquilos como estamos, Charlie Sheen declaró ser portador del VIH desde hace años. La declaración demuestra que la epidemia sigue activa. Apena mucho porque eso demuestra que no siempre somos capaces de tomarnos en serio lo que es verdaderamente serio. En Estados Unidos la noticia es la base de miles de chistes. Muchas veces cuando se te complica todo, lo mejor es reírte y no llorar.
Charlie Sheen es uno de esos personajes diseñados para detestarle. Afortunadamente, ahí está David Beckham, diseñado para gustar y recién elegido por la revista People como el hombre más sexy. También me han incluido entre los 15 más hot en la otra, People en Español, y mi marido me sigue viendo igual. Seguro que Victoria Beckham ha reaccionado con esa poca ilusión ante el nuevo título de su supermarido. Es lo que pasa cuando eres sexy y estás casado. Siempre hay esa persona próxima que te baja todo diciéndote “no te hagas ilusiones”.
Todo se ha complicado. ¡Han asaltado la casa de Leticia Sabater! Y la han despojado de un televisor de 3.000 euros y varias prendas de ropa interior. Delito y fetichismo en la misma acción. Quizás ya hayamos escrito que Leticia Sabater es ese tipo de persona necesaria, un poco como Charlie Sheen. Cuando creemos que hemos descendido al fondo del abismo, aparece ella con alguna disparatada noticia. Hace unas semanas nos asombró que protagonizara un número de circo tan inspirado en uno de los hits de Disney que ella misma cambió una letra del título para esquivar a los abogados de Mickey Mouse. El nombre de Disney es Frozen y ella lo cambió por Fronze. Aunque nos roben, al final siempre nos quedará algo de Letizia.
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