'Housing First': una revolución para personas sin hogar
Por Fernando Vidal (@fervidal31),Presidente de RAIS Fundación y profesor de la Universidad de Comillas.
Foto: MDC.
De media en muchos países Europeos el sinhogarismo ha aumentado un 20%. En cambio, el INE muestra que pese a que ha aumentado el 7,7% el número de centros para personas sin hogar, atienden a un 2,8% menos de personas (datos para 2012-2014 en España). Eso ocurre porque la mayoría de recursos están dirigidos a un modelo asistencialista que falla en su base. Por eso el 59% de las personas sin hogar en España no duerme en centros. A las personas sin hogar se les aplica normalmente el “método de escalera”: si cumplen las exigencias que se les ponen puede ir subiendo muy cuesta arriba peldaño a peldaño a mayores niveles de asistencia hasta poder alcanzar una vivienda normalizada. Para la gran mayoría no funciona. En consecuencia, cada 6 días muere una persona en la calle en España y su esperanza de vida es 20 años menos.
Hace 25 años en Estados Unidos se descubrió un método alternativo que realmente es una solución. Funciona especialmente bien con aquellos que están peor y ahorra muchos costes. Su nombre es HOUSING FIRST, ya se aplica en casi todos los países europeos y RAIS Fundación lo ha aplicado por primera vez en España bajo el nombre de programa HÁBITAT. Se ha impulsado pioneramente gracias a la financiación del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, y en su primer año gracias a la colaboración de ayuntamientos como Barcelona, Madrid o Málaga.
El programa de HOUSING FIRST de RAIS se dirige a las personas sin hogar que están peor: llevan al menos 3 años durmiendo en la calle y tienen problemas de salud mental o adicción a alcohol o drogas -o tienen una discapacidad grave-. No es raro encontrar a quien dice que las personas sin hogar resistentes a ir a albergues quieren en realidad estar en la calle. Sin embargo, en el programa HÁBITAT sí aceptaron acceder a la vivienda y un año después el 100% continúa aún viviendo en esa vivienda. No es que los que están peor no quieran un alojamiento sino uno digno.
RAIS ha evaluado los efectos del modelo junto con el Centro de Estudios Económicos de la Fundación Tomillo -gracias a la colaboración de la Fundación La Caixa-. En sólo seis meses ya se consiguen algunos resultados relevantes: el 15% recupera la relación con su familia y el 25% la hace más frecuente; antes a un 35,7% les insultaban o amenazaban y en 6 meses baja al 7,1%; antes el 17,9% se sentía constantemente discriminado y a los seis meses es el 3,6%; antes un 53,5% dejaban de comer algunos días y en seis meses baja al 14,3%; antes un 25,9% se sentía mucha soledad y desciende al 11,1%. Algunas actitudes y hábitos necesitan más tiempo para mostrar cambios. A largo plazo, los estudios internacionales demuestran que limita la autopercepción de discapacidad, mejora la salud mental, reduce el uso de sustancias tóxicas y aumenta la calidad de vida general.
Y además es más barato que las soluciones asistencialistas convencionales. Una plaza de albergue cuesta de media en España 39,34 euros al día y una vivienda unipersonal de Hábitat –con todo su equipamiento incluido- cuesta 34,01 euros por día. Incluso se ahorra aún más porque se reduce sustancialmente el uso de emergencias sanitarias, instituciones penitenciarias y Administración de Justicia, visitas a médicos, número de hospitalizaciones, uso de ambulancias, intervenciones policiales, servicios de limpieza, servicios de emergencias, etc.
El modelo HOUSING FIRST parte del Derecho a la Vivienda como principio metodológico: se les ofrece un apartamento unipersonal -sin poner condiciones distintas a las que un casero pide a cualquier otro vecino-. Aceptan una visita semanal de intenso acompañamiento social y contribuyen a sostener su vivienda con el 30% de los ingresos que tenga. No es simplemente “dar pisos” sino que se aplica una metodología compleja pero a la vez de sentido común. Básicamente, la seguridad vital que supone la vivienda y la confianza que la persona siente que se deposita en él -junto con un entorno vecinal integrador-, hace que la persona genere procesos que antes eran impensables en las condiciones que sufría. Por ejemplo, sólo un 12,8% de personas sin hogar percibe una Renta Mínima en España (no se solicita, se pierden papeles, se demora…) y en el programa HÁBITAT la gestionan todos los que la necesitan. Desde ese hogar las personas se encuentran en una nueva situación que les lleva a acceder a los servicios sanitarios, atención psicológica, programas de desintoxicación, solicitar prestaciones de discapacidad o vejez, etc. Y la integración en el vecindario es plena, normal y satisfactoria.
Uno de los participantes del programa Hábitat decía “Yo nunca he vivido con esperanzas de nada” y otro, “olvidé que se puede vivir”. A los pocos meses de estar en el programa, ya escuchamos frases como “una casa te da otra forma de mirar”, “me ha ayudado a ver un futuro”, “estoy más libre”. “Tener una casa es el primer paso y luego va un segundo y un tercero…”, resume otro participante.
No nos resignemos a que haya personas viviendo en la calle. Es posible superar incluso el sinhogarismo más duro. Participa en esta revolución. La vivienda, primero. HOUSING FIRST.
[RAIS Fundación aplica por primera vez en España el modelo HOUSING FIRST y es una revolución que logra que superen el sinhogarismo las personas sin hogar que están peor. No sólo tiene resultados excelentes en permanencia en la vivienda y calidad de vida sino que es más barato que los modelos asistenciales. Y es que, aunque intuitivamente parezca lo contrario, el asistencialismo siempre es lo más caro.Más información sobre HÁBITAT en https://www.raisfundacion.org/.]
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