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El último resbalón de la prima metepatas de Isabel II

La princesa Michael de Kent: "Los animales no tienen derechos porque no votan ni pagan impuestos”

Marie-Christine von Reibnitz, princesa Michael de Kent.
Marie-Christine von Reibnitz, princesa Michael de Kent.cordon press

"Los animales no tienen derechos porque no votan ni pagan impuestos”. Es la última invectiva de la princesa Michael de Kent, esposa de uno de los primos más queridos de la reina Isabell II y habitual protagonista de sonadas meteduras de pata. Al personaje no parece preocuparle la reacción indignada de los grupos animalistas porque sus polémicas declaraciones le han vuelto a procurar el foco mediático cuando está promocionando su último libro.

Marie-Christine von Reibnitz, nacida hace 70 años en la república checa y descendiente de la aristocracia alemana, siempre ha ido a la suya sin tener en cuenta los quebraderos de cabeza procurados a la casa real británica. Desde mostrarse dispuesta a “ir a cualquier parte por una comida gratis”, para subrayar las “estrecheces” en las que vive con su marido a raíz de que la reina de Inglaterra les forzara a un recorte del gasto, hasta insultar con comentarios racistas a los comensales negros de una cena de gala en Nueva York.

Portadora de un físico privilegiado y de una actitud arrogante que en los últimos años ha intentado matizar cara al público, la princesa aprovechó su reciente participación en el festival literario de la localidad inglesa de Henley para promocionar su nueva novela sobre la aristócrata francesa del siglo XV Agnes Sorrell, la última de una trilogía histórica. “Soy una amante de los animales, yo misma tengo perros y gatos, pero eso no significa que tengan derechos. No tienen cuentas bancarias, ni votan... Sólo te ganas tus derechos si pagas tus impuestos”, manifestó en aquel foro, provocando inmediatamente un alud de críticas en Reino Unido.

Marie-Christine von Reibnitz y su marido, Michael de Kent.
Marie-Christine von Reibnitz y su marido, Michael de Kent.cordon press

No se trata de la primera vez que la princesa Michael de Kent está en el foco de los grupos en defensa de los derechos de los animales. En 2007 los activistas radicales de PETA (siglas inglesas de la asociación Gente por el Tratamiento Ético de los Animales) le enviaron un abrigo de piel de imitación para llamar la atención sobre las suntuosas piezas de piel auténtica que la dama suele lucir en sus comparecencias públicas.

La presencia de la princesa en el festival de Henley también le ha dado pie a hablar sobre su antiguo trabajo como diseñadora de interiores, que precedió a la actual carrera como escritora. “En aquellos años me criticaron porque no parecía apropiado que me implicara en el ámbito comercial y, ante mis lamentos, mi madre me sugirió que, dado que había estudiado Historia, me dedicara a escribir novela histórica”. Esos esfuerzos de presentarse a sí misma como una royal trabajadora colisionan, sin embargo, con las críticas recibidas a lo largo de los años por utilizar su estatus y conexiones reales para el propio lucro. No es el único miembro de la familia que incurre en ello, pero el apodo ganado de “princesa pelmaza” refleja la antipatía que sienten los británicos hacia la esposa del siempre discreto y digno Michael de Kent.

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