Los Kent, los primos ‘low cost’ de Isabel II
María Cristina y Miguel desvelan que han tenido que apretarse el cinturón pero a su manera. "Hemos dejado de ir a restaurantes para no derrochar", dicen
Kate Middleton de compras en Zara, la reina congelándose el sueldo, la princesa Ana repitiendo vestidos que guarda desde hace décadas... cualquier intento de la familia real británica para resultar solidarios en tiempos de crisis han quedado eclipsados por las medidas de ahorro de la princesa María Cristina de Kent. En unas declaraciones a la prensa británica la prima política de la reina Isabel asegura que en su casa también han tenido que apretarse el cinturón. Aunque su idea de austeridad diste bastante de la de cualquier familia afectada por la crisis.
“Hemos dejado de ir a restaurantes por no derrochar” mantiene. Para a continuación aclarar que si organiza una cena en casa, paga al servicio para que la ayude. La esposa del príncipe Michael de Kent, primo de la reina, vuelve a patinar cuando confiesa su preferencia por la línea de bajo coste Easyjet. “Es el único vuelo directo a Biarritz” aclara por si alguien creía que su elección era por recortar gastos. Además puntualiza que para trayectos de largo recorrido ni se les pasa por la cabeza volar en turista.
A sus 68 años esta aristócrata de origen checo acaba de publicar su primera novela, una biografía de Yolanda de Aragón. Además de sus labores como autora de tomos históricos también ejerce como decoradora en Rusia y consultora de negocios. Ella cuenta nada menos que cinco trabajos que ha de desempeñar para poder pagar el alquiler.
Los príncipes de Kent viven en el palacio de Kensington, con 10 habitaciones y varias oficinas auxiliares a su disposición. Pagaban un alquiler simbólico a la reina hasta que en 2010 se vieron obligados a abonar una cantidad más acorde con el precio de mercado de la céntrica propiedad que además tiene jardín y seguridad garantizada las 24 horas. Ahora tienen como vecinos a los duques de Cambridge, que robarán el protagonismo a la princesa. “Siempre pensé que a Kate le entraría el tembleque viviendo entre los recuerdos de Diana” dijo sobre la mudanza de sus parientes a las antiguas dependencias de la princesa Margarita.
A pesar de su título de alteza real, el príncipe Michael no participa en los compromisos de la familia, y por lo tanto, no recibe un salario de la casa real. Isabel II le otorga permiso para lucrarse con iniciativas comerciales y él lo toma al pie de la letra, cobrando para asistir inauguraciones y fiestas y por hablar en cenas de gala. Tareas mucho más llevaderas que pasar frío en aburridos actos oficiales, estrechar la mano a jubilados o escuchar interminables discursos.
María Cristina que ha sido apodada por los británicos como “la princesa prepotente” por su carácter avasallador, se declara descendiente de Catalina de Médicis y es tan aficionada al bótox que anima a usarlo a todo aquel mayor de 25 años. Famosa por sus indiscreciones, derroches y aires de grandeza, la reina ha llegado a referirse a ella como “demasiado encopetada para nosotros”. Una monarca sin duda dotada para la ironía.
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