Juegos en la Red

Uno de los placeres más tontos de las redes sociales es que se puede jugar con lo que los demás creen saber de uno. Pocos lo han hecho mejor que Brad Falchuk. Al cocreador de la serie Glee se le lleva nombrando como posible nuevo novio de Gwyneth Paltrow desde hace un año. El martes por la noche, en la premier de su nueva serie, Scream Queens, Falchuck se puso a ello: publicó en Instagram una foto junto a la actriz con el pie: “Mi cita esta noche”. ¿Confirmación? ¿Gamberrada? ¿O, como solo puede lograr un genio del absurdo, ambas cosas a la vez?

El placer de compartir

El mayor placer en las redes no es mentir sino compartir. A esto se dedicó la actriz Evan Rachel Wood (Across the Universe, Si la cosa funciona) la semana pasada, cuando tuvo un arrebato de sinceridad y tuiteó sobre la depresión que sufrió por gestionar mal su bisexualidad: “He estado toda la vida peleada conmigo misma por no ser ni lo suficientemente hetero ni lo suficientemente gay”, contó, entre muchos detalles sobre su matrimonio con el también actor Jamie Bell. “Pero la bisexualidad es la propia identidad. Que nadie te haga sentir menos válido por ello”. Varios seguidores admitieron haber sufrido el mismo problema. Y gracias a esto hubo, durante días y en algunos medios, un sanísimo diálogo sobre el último tabú de la sexualidad.

No es tiempo de retórica

Vivimos estos días una curiosa saga compuesta por escándalos en las redes sociales, exfutbolistas y debate catalán. Arrancó con el caso Piqué y aquel sonado tuit de Alfonso Pérez (ex del Madrid) que decía: “Piqué no dirá públicamente que se siente español”. Y ha encontrado una extraña continuación en el Twitter de David Barral (ex del Levante), que felicitó a la selección de baloncesto su victoria en el Eurobasket con un delirante fotomontaje de Artur Mas de militar besando la bandera española. La lluvia de insultos y retuits de apoyo que recibió fue imparable. No deben de ser buenos tiempos para la retórica.