Moda a ritmo de rock and roll
El diseñador Tommy Hilfiger ejerce de comisario en una exposición de Sotheby’s sobre la influencia de la música en las tendencias
Hubo una época en la que los músicos vestían sin la ayuda de estilistas ni diseñadores. En la que Debbie Harry cosía sus propios vestidos con tela de tapicería de coche, The Ramones llevaban los vaqueros rotos porque no tenían ni para fundas de guitarra y John Lennon posaba con una camiseta de recuerdo de Nueva York. La muestra Rock Style, organizada por la sede de la casa de subastas Sotheby’s en Londres, recaptura esos años en los que los artistas creaban su propio estilo sin recurrir a las firmas. Las instantáneas que recopila la exposición, abierta al público hasta el 30 de octubre, se encuentran a la venta y han sido seleccionadas por el diseñador de moda Tommy Hilfiger en colaboración con su amigo el galerista Jeffrey Deitch. Forman parte de una selección procedente de un libro del mismo nombre que publicó el diseñador para diseccionar la influencia de la música en el mundo de la moda. En su caso se trata más bien de un homenaje personal a las figuras que han marcado su vida y su trabajo: "Vi a los Beatles en la televisión y pensé que eran lo más. Entonces supe que quería ser rockero", admite Hilfiger. "No sabía tocar la guitarra, así que decidí tener el aspecto de una estrella de rock".
Gran parte de las fotografías de la muestra llevan la firma de Bob Gruen, el autor de uno de los retratos más icónicos de John Lennon. El neoyorquino empezó su carrera con Ike y Tina Turner y ha tenido acceso de primera mano a los Rolling Stones, Elton John, los Sex Pistol, los Ramones o Blondie. Gruen y Hilfiger se conocen desde su juventud, cuando el diseñador se dedicaba a vender el merchandising del grupo que habían formado sus hermanos. "¡Nadie se imaginaba que el tipo de las camisetas iba a tener tanto éxito", recuerda entre risas Gruen.
El fotógrafo es una mina de anécdotas, que desgrana a medida que recorre la exposición. “Nadie tenía un look tan extremo como el de Elton John", comenta frente a uno de sus retratos. "En un principio me imaginé que iba a ser difícil hacer algo bueno con un pianista. No obstante, él era diferente y se las arreglaba para saltar mientras tocaba".
Gruen fue de gira con los Sex Pistols, con tan mala suerte que el grupo se separó justo al terminar el tour y nadie quiso comprarle el material que había acumulado: "Años después, en 1986, se estrenó la película Sid & Nancy. El actor Gary Oldman, dio más personalidad a Sid Vicious de la que en realidad tenía, los Sex Pistols volvieron a resultar interesantes y mis fotos se vendieron". El neoyorquino contaba con una serie de ases en la manga para congraciarse con los artistas más ariscos. "Se negociaba después de un porro y una raya de coca. Con los Sex Pistols había que beber constantemente para encajar. Como norma general había que vestirse de la misma manera que ellos sin llegar eclipsarlos. En ocasiones me era difícil porque yo tenía más estilo".
Con los New York Dolls reconoce que le costó más mimetizarse. “Llevaba purpurina ¡pero nunca pintalabios!", puntualiza. Después de toda una vida haciendo callo entre bambalinas, Gruen se lamenta de que fotografiar a estrellas ya no es lo que era. "Ahora es imposible hacerlo sin catering, asistentes y revuelo", reflexiona. Y en su caso, el reconocimiento le ha complicado el negocio. "Es muy complicado trabajar con la novia del batería sacándome fotos. Tampoco ayuda que el músico se ponga delante de mi objetivo preocupado porque cualquiera de sus gestos puede terminar convirtiéndose en una imagen icónica".
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