Sentido de la humanidad

Soy una ciudadana argentina y española, que vive azorada y conmovida —como el resto de ciudadanos que todavía conservamos sentido de la humanidad y capacidad de ponernos en el lugar del otro— los acontecimientos últimos de desplazamientos de miles de personas buscando donde vivir en paz. Como contrapartida a ese básico y legítimo deseo, asistimos a colocaciones de vallas, chorros de agua, gases, trenes con destino incierto, comida lanzada al aire y negociaciones de cupos de personas entre países. Y me pregunto por qué motivo la Unión Europea, en lugar de penalizar con reducciones o eliminación de ayudas a países que se niegan a acoger refugiados, no acuerda esas mismas ayudas con países de Sudamérica, en plena expansión y con baja densidad poblacional, que acogerían y darían trabajo a miles de esas personas, como históricamente lo han hecho.— Marcela de la Canal.