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LA PARADOJA Y EL ESTILO
Columna
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Disparo a primera vista

Chema y Jonathan han manifestado a muchas familias que un hijo puede ser policía gay y casado

Boris Izaguirre
Chema y Jonathan, dos policías que se casaron en esta semana en Jerez de la Frontera
Chema y Jonathan, dos policías que se casaron en esta semana en Jerez de la Frontera

Isabel II de Inglaterra ha cumplido 63 años en el trono y, según una encuesta entre sus súbditos, sin haber dicho nada relevante ni polémico en todo ese tiempo. Ese es el secreto de su longevidad en el cargo. Eric Clapton contó una vez que durante una visita al palacio de Buckingham para recibir una medalla, la reina le preguntó a qué se dedicaba. Clapton, ligeramente desconcertado al creer que sabían quién era precisamente por distinguirlo, contestó que era músico. “Oh”, dijo la reina, “¿Algún instrumento en especial?”. Clapton, aún más azorado respondió que tocaba la guitarra. Y la reina reinició sus saludos sin cambiar de gesto, satisfecha.

La reina de Inglaterra no opina. Y al no opinar no corre el peligro de tener que hacerse entender, desdecirse para luego lamentar malentendidos. Es otra diferencia entre un monarca y un presidente. El presidente o el expresidente dice algo y rápidamente se ve obligado a dar explicaciones o acusar a los medios de tergiversar sus palabras. Acaba de pasarle a Felipe González con respecto al peliagudo tema de Cataluña, peleándose nada más y nada menos que con La Vanguardia, uno de los dos periódicos españoles que aparecen en la película Vacaciones en Roma, invitados a la rueda de prensa que ofrece la princesa interpretada por Audrey Hepburn. Y el presidente Mariano Rajoy, que nació cuando Isabel ya reinaba, también tiene una duda hamletiana: ir o no ir a la boda del exalcalde popular de Vitoria, Javier Maroto, con su novio la semana próxima.

En este caso, el presidente Rajoy se parece más a la reina porque guarda silencio sobre su parecer. El PP interpuso un enloquecido recurso en contra del matrimonio igualitario en el Tribunal Constitucional y ¡claro! todos los que se molestaron con aquello están ahora recordándoselo. ¡Qué fastidio con la coherencia, Mariano! Pero nada que la política no pueda resolver. El verdadero trastorno es saber si vienes o si vas, y cuantos sois. ¿Cómo organizas una mesa presidencial sin presidente? ¡Son tantos los detalles a tener en cuenta en una boda! Mariano debería pensar en los nervios no solo de los contrayentes y sus madres, sino también de los vecinos y vecinas de Vitoria. Y también en la rica comida que se va a perder. Seguro que habrá más carne que pescado porque ya se sabe que la merluza buena, la que no se deshace, se pesca más en octubre que en septiembre. Y Maroto y su novio son espléndidos anfitriones. Presi, déjate de cosas y acude.

Lo mejor sería hacerlo acompañado de las cámaras de Ana Rosa. Se ha hablado mucho esta semana de la visita de Ana Rosa Quintana a la casa de Pablo Iglesias en el Puente de Vallecas. Muchos se fijaron en la decoración y pocos en la química entre el líder y la reina de las mañanas, que con estas entrevistas demuestra que maneja su reino como nadie.

Existen reglas y opiniones en todas partes y al parecer algunas voces de la Policía Nacional están molestas con que Chema y Jonathan, dos policías que se casaron esta semana en Jerez de la Frontera, lo hicieran alterando el uniforme de gala de ese cuerpo. Según esas voces, “no se usa ceñidor dorado y vistiendo de gala no se lleva la placa emblema. Y el cordón trenzado solo lo puede utilizar el personal adscrito a protocolo”. ¡Una nueva polémica por el estilo y la circunstancia! Defiendo que hayan tuneado su uniforme, porque era un día muy especial. Quizás lo de la placa reglamentaria, pues no. Pero reconozcamos que el cinturón dorado le marca un poquito la cintura a Jonathan. Son detalles que se disculpan cuando están manifestando a muchas familias que un hijo puede ser policía gay y casado.

La ceremonia unió el cuerpo de policía con el amor y cierta estética Disney. Chema y Jonathan explicaron que su amor no “fue un flechazo. Fue un disparo a primera vista”. Chema, que es miembro de una hermandad religiosa sevillana, aprovechó para desear un futuro enlace por la iglesia. “Solo que Jonathan es el agnosticismo en persona”, aseguró, dejando el problema en casa.

Mi marido está muy contento con este matrimonio, se ha interesado por la estética de esta celebración. E investigo los modelos de uniformes que confecciona la sastrería Cabeza de Vaca, en Almendralejo. “Ofrecen un traje estándar por 650 euros y el Premium, 750 euros. Pero cobran un incremento de 50 euros más para las tallas especiales”, susurra, unos días antes de mi cumpleaños 50. Como rey de mi casa, no se desdecirá en nada de lo dicho, mientras fantaseo con que muchos niños en las próximas comuniones podrán agregar a sus trajes el de policía enamorado y felizmente cazado.

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