No hay nada como morirse
Los amigos, familiares, conocidos y desconocidos podrán echar pestes de alguien, sacarle todos los defectos del mundo y negarle el pan y la sal. No habrá defecto que no le achaquen y virtud que no le discutan. Uno puede vivir una larga vida siendo denostado y vilipendiado sin compasión. Pero todo acabará cuando el sujeto en cuestión “doble la servilleta” y diga “adiós” a este pícaro mundo. Entonces todo serán alabanzas y descubrimiento y loa de las virtudes del finado. Se obviará cualquier defecto, aunque haya sido un personaje nefasto y despreciable y, en cambio, se resaltarán bondades que no se le habían reconocido nunca. Y es que no hay nada mejor que morirse para que todos hablen bien de uno.— Ángel Villegas Bravo.
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