Jeremy Piven: “Yo presenté a Javier Bardem y Eddie Vedder”
En la película de ‘Entourage (El séquito)’ vuelve a interpretar a Ari Gold, el agente más desalmado de Hollywood. Hablamos con él de un personaje al que no se parece en nada y de su amigo Javier Bardem
“Despide a un hombre y te crearás un rival; despide a una mujer, y crearás una ama de casa”; “Sundance es un gran festival para novatos, para el resto es sólo una oportunidad de follarse a un mormón”; “La acosaré sexualmente hasta que dimita”. Éstas son solo algunas de las perlas que Ari Gold, el poderoso agente de Hollywood al que interpretaba Jeremy Piven, soltó por su boca colérica en ocho temporadas de El séquito. Y un recordatorio de lo que podrá decir ahora que estrenan la película basada en la serie.
“En el show dejamos a Ari dándose cuenta de que el dinero y el éxito no significa nada si no tiene a su mujer”, explica Piven, sentado en una suite de un hotel de Beverly Hills. “Pero ahora le encontramos con la posibilidad de ser dios en Hollywood, y claro… Ari tiene una flor en el culo”. Se ríe. “Eso significa que tiene buena suerte”.
¿Y Piven? ¿Interpretar a un despiadado ejecutivo, basado ligeramente en el agente real Ari Emmanuel y en mil historias que Mark Wahlberg, productor de la serie y la película; y Doug Liman, el creador, han visto o escuchado en Hollywood, le ha dado buena suerte? ¿O mala suerte? “Es curioso ser encasillado en un papel que no tiene nada que ver conmigo”, dice, mientras se acaba un plato de fruta, y habla despacio, muy despacio. “Medito y hago yoga desde hace 25 años”, suelta en algún momento, lentamente, como si estuviera meditando en ese mismo instante, para dejar claro que no se parece en nada a su personaje más icónico.
“Creo que cuando me preguntan en qué me parezco a Ari es que la gente no me conoce”, dice casi airado. Es el único tema que le puede sacar de su calma meditativa. Toma aire y sigue. “A la gente en tu negocio le gusta generalizar y etiquetar; y la realidad es que soy un actor de teatro de Chicago que creció en una familia de artistas teatrales; no comparto sus ideologías en cuanto a los negocios, no llevo mi vida con puño de hierro. Ha sido muy fascinante para mí vivir este fenómeno. Aún soy soltero, y he ido a citas, en las que una mujer me dice ‘¿Quién es este?’, mientras señala mi cara. Creen que lo que han visto durante ocho temporadas es quien soy en realidad, y a quien conocen en la vida real es una interpretación”.
“Es curioso ser encasillado en un papel con el que no tengo nada que ver. Medito y hago yoga desde hace 25 años"
También le ha costado conseguir papeles en la industria después de El séquito. “Una vez me dijo mi agente que no me daban un papel del siglo XIX, porque me veían demasiado contemporáneo. Es una manera muy simplista de ver el arte”, dice, levantándose en un intento de asaltar el minibar y regresando decepcionado al sofá. “No hay nada”.
Aún así, volver a interpretar a Ari Gold ha sido una experiencia positiva. “Sobre todo, porque venía de hacer Mr. Selfridge, una serie de época y un personaje completamente opuesto, y quería ver si era capaz de volver a ser Ari”, explica, volviendo a su paz inicial. “Además, supongo que en parte es un cumplido que te confundan con tu personaje, significa que lo estaré haciendo bien”.
En la industria del cine, Piven se hizo un hueco en los 90 por su talento para improvisar. “Al principio cogía todo lo que podía, cualquier papel pequeño y llegaba al set e improvisaba. Era el rey de sacar algo de donde no había nada. Si miras mis primeras 20 películas e intentas encontrar mis líneas de diálogo en los guiones originales no las encontrarás. Pero les gustaba y me dejaban hacer”, cuenta. Así convirtió a Ari Gold en el personaje más atractivo de El séquito cuando aún no sabían si sería un principal.
En la vida real, es igual de improvisador. Después de casi dormirse mientras acaba su fruta, se incorpora en el sofá de un salto. “¿Habías dicho que eras de España? Amo España. Y Javier Bardem es mi actor favorito. Lo que es capaz de hacer a pesar de su supermasculinidad. ¿Crees que puedo ir a España e interpretar al hermano de Javier?”.
Bueno, os podríais dar un aire.
Eso es un gran cumplido. No sé si para él lo sería [risas].
¿Os habéis conocido?
Oh, sí. Los dos pasamos una gran noche juntos. Creo que nos presentó alguien que sabía cuánto me gustaba y le admiro. Y mi función era llevarle a los camerinos para que conociera a Eddie Vedder, el cantante de Pearl Jam. Le llevé y Javier tenía una de estas cámaras en las que tienes que correr el carrete –fue hace muchos años–, que hacía ese ruido, grrr, grrr, y no paraba de hacer fotos. Y Eddie le dijo: “Perdona, puedes parar” [risas]. Javier ya había hecho Antes que anochezca y para mí ya era una superestrella, pero la gente aún no le conocía mucho. Fue muy divertido ver esta escena. Era como ver a Picasso pasar desapercibido. Y estoy seguro de que ahora los dos son muy amigos.
Sí, Bardem presentó a Pearl Jam en un concierto en Madrid.
¿Sí? De verdad. Eso me hace muy feliz, saber que Javier ha conseguido su sueño.
¿Has visto también sus películas españolas?
Sí, sí. Jamón, jamón; Huevos de oro… Puedo nombrarlas todas. No me vas a pillar.
Entra la publicista. La entrevista tiene que acabar. “Depende de ti que consiga una película con Bardem, ¿eh? Solo de ti, cuento contigo”.
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