Mortíferos ‘souvenirs’ encontrados en la playa
Como sé que os gustan las playas (sobre todo las playas nudistas) más que a Guillermo Esaín, aquí tenéis una bonita historia para leer sobre la arena. Fotos: Isidoro Merino
Algunos gasterópodos, clase taxonómica que agrupa moluscos univalvos como los caracoles, tienen más muertes en su cuenta de resultados que las bandas de Al Capone y Lucky Luciano juntas (quizás habría que reclasificarlos como gangsterópodos).
Se trata de los caracoles marinos del género Conus, con un buen número de especies extremadamente peligrosas para el hombre. Esas preciosas y nacaradas conchas, de entre cinco y quince centímetros, que muchos habréis recogido durante el viaje de novios en alguna playa de las Seychelles, Maldivas o Bali sin saber que os estabais jugando la vida: “Mira, churri, que caracola más bonita: vamos a llevárnosla a casa de recuerdo. ¡Ay!, creo que me he pinchado con algo”. Fin.
Todas las especies de conos son depredadoras, se alimentan de otros moluscos y pequeños peces y emplean su potente veneno para paralizar a sus presas. Lo inyectan con la rádula, una especie de lengua hueca transformada en arpón que disparan a gran velocidad. Este dardo venenoso puede traspasar la ropa, e incluso el neopreno de un traje de buceo.
Su picadura es a menudo indolora: cuando se manifiestan los primeros síntomas ya es demasiado tarde. El veneno de los conos es un mortífero cóctel de al menos cien componentes biológicamente muy activos. En su misterioso y poético lenguaje, la literatura médica especializada lo define como “un conjunto de cadenas cortas (de diez a treinta aminoácidos) de péptidos con puentes disulfito, que inhiben los receptores acetilcolínicos y los canales del sodio, el calcio y el potasio responsables de la transmisión eléctrica entre nervios y músculos”. O sea, que te deja tieso en menos de lo que tú tardas en decir: “¡Molusco cabrón!”.
Algunas especies, como el Conus striatus de Australia, muestran una sorprendente combatividad, y hay testimonios de bañistas que han sido perseguidos por la arena por estos bichos; por fortuna para ellos, los caracoles no corren mucho. Si piensas que seres tan malvados no deberían existir, estás equivocado. Su veneno también contiene un inhibidor del dolor con el que sedan a sus presas; a partir de estas toxinas, laboratorios australianos desarrollaron un potente analgésico no adictivo, el ziconotide. Moraleja: el mismo bicho que puede matarte en tu luna de miel te puede aliviar cuando estás malito. La naturaleza es sabia; cruel, pero lista.
Nombre: cono (género Conus).
Distribución: aguas someras y playas del Índico y del Pacífico.
Peligrosidad: 9/10.
Tipo de veneno: neurotóxico.
Tiempo de aparición de los síntomas: algunas horas.
Casos mortales: casi todos, por manipulación accidental de los moluscos.
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