El embajador de Estados Unidos trae Broadway a Madrid

Son vecinos del mismo barrio en Los Ángeles. Durante muchos años sus pasos también se cruzaron en Nueva York, ambos pesos pesados de la industria audiovisual. Juntos colaboraron –y mucho– en la recaudación de fondos para las campañas de Barack Obama. Así que no resulta raro que James Costos, embajador de Estados Unidos en España, haya encargado la dirección de la próxima celebración del Día de la Independencia de su país al todopoderoso productor Harvey Weinstein, fundador de la empresa Miramax y actual copresidente de The Weinstein Company. Con todo, que Weinstein, uno de los hombres más influyentes del cine estadounidense –sus películas han ganado 81 oscars y han logrado 341 nominaciones–, haya accedido a este encargo, a priori pequeño para él, habla mucho de la amistad que le une con quien fuera vicepresidente de la cadena HBO, ahora diplomático.

La fiesta no será el 4 de julio, sino que se celebrará el próximo sábado, 27 de junio, en el patio del Centro Cultural Conde Duque. El lugar es más amplio que la embajada estadounidense y la fecha viene impuesta por los eventos ya programados en el antiguo cuartel. Este año el leitmotiv es Nueva York, ciudad a la que se rendirá homenaje a través de su música, su gastronomía y su famosísimo skyline. Y aquí entra en juego Weinstein, neoyorquino de pro, que para la ocasión ha producido diversos temas de musicales de Broadway que serán interpretados por Norm Lewis, el primer afroamericano en liderar el reparto de El fantasma de la ópera y candidato al Tony por Porgy and Bess; la actriz y cantante Laura Benanti, ganadora de un Tony por Gipsy, finalista a otro por el musical que adaptaba Mujeres al borde de un ataque de nervios, y compañera de Antonio Banderas en el musical Nine, y el cantante y bailarín Jared Grimes, maestro del claqué.

Weinstein aterrizará el viernes por la noche, el sábado por la mañana tendrá un encuentro con estudiantes de la Escuela de Cine de la Comunidad de Madrid (ECAM), por la tarde asistirá a la fiesta y al día siguiente volverá a Estados Unidos. Pero por un amigo merece la pena cruzar medio mundo.