De chonis, tetes y rabia suburbana
El dúo Los Bravú publica ‘La furia’, título que les reafirma como hábiles ilustradores de la vida actual en formato cómic.
La furia, el nuevo cómic del dúo Los Bravú, no tiene diálogos, pero tampoco le hace falta. Con 20 páginas y dos tintas son capaces de sintetizar muchas de las referencias de la cultura popular de 2015 en una aventura psicotrópica y con mucha sangre. Según su editorial, Apa Apa, esta es la historia de “dos chonis y un tete, Instagram, armas, tangas y calentón”, pero cuidado con pensar que La furia pretende reírse de unos personajes creados a imagen y semejanza de Hombres, Mujeres y Viceversa.
“Sobre todo nos interesa contar historias protagonizadas por mujeres”, cuenta la pareja de camino a la feria de autoedición Gutterfest. “Lamentablemente se ha hecho poco y hay mucho terreno por explorar. Chicas fuertes y libres, chicas del siglo XXI. En el caso de este último tebeo hacemos hincapié en su condición social para explicar cómo la marginalidad genera frustración y, a su vez, violencia”. Esas chicas fuertes y de formas rotundas también han protagonizado otras de sus historias, como Lujo, calma y voluptuosidad.
Los Bravú son Dea Gómez y Diego Omil, ambos nacidos a finales de los 80. Se conocieron estudiando Bellas Artes en Salamanca y más tarde se mudaron a Madrid, donde “malgastaban” su dinero en “alquiler, cañas dobles y papel para currículums”. En 2012 se mudaron a las Rías Baixas, donde establecieron su estudio. Decidieron adoptar el cómic como su medio de expresión para aprovechar todas las posibilidades que les ofrecía el formato. “Es como si un domingo de madrugada te entra un apetito feroz”, explican. “Después de toda la semana la nevera parece vacía. Pero si recoges de aquí y de allá algunos ingredientes olvidados, bastardos, y los combinas con ingenio y humildad… ¡boom!”.
Su formación como artistas plásticos se refleja en unos cómics en los que cada una de sus viñetas parece una obra en sí misma, muchas veces más cerca de otras disciplinas que del formato de novela gráfica. “Buscamos referencias fuera del cómic, sobre todo en la pintura y la literatura”, explican. “La música también nos influye mucho, hemos intentado que La furia funcione como el track más cañero de tu álbum favorito”. Dibujar en equipo también les beneficia. “Nos entendemos muy bien y, como el trabajo del autor de cómic suele ser muy solitario e introspectivo, nosotros nos hacemos compañía y es realmente divertido. La bomba. Las discusiones no suelen llegar al hospital”.
Los Bravú son parte de una generación de autores de cómic que combina títulos publicados en editoriales contrastadas con la autoedición, los fanzines y otras disciplinas. Un día participan en Terry, el volumen colectivo de Fulgencio Pimentel, el siguiente se cocinan ellos mismos títulos como Te deseo que nunca te falte el sentido del humor y siempre te rías mucho y al otro customizan cazadoras. “Hay un puñado de buenos salvajes entre los que se cuentan autores, editores, libreros y organizadores de eventos varios que están esforzándose con pasión, generando un panorama nuevo y diverso", cuentan. "El público empieza a llegar por otras vías y eso es muy esperanzador”.
Ahora mismo Los Bravú apuran su estancia en la maison des auteurs de Angoulême (Francia), algo así como el Shangri-La para todo autor de cómics que desee trabajar con tranquilidad. “Aparte de visitar Eurodisney terminaremos nuestro próximo libro, una historia larga en la que llevamos trabajando el último año y que gráficamente se aleja de los cánones habituales. Además, en verano queremos centrarnos en otras disciplinas, especialmente en un proyecto escultórico que tenemos entre manos”. Tendremos que esperar un poco para ver cómo se desarrollan sus historias en un formato más extenso, pero seguramente tengan la misma fuerza que han conseguido plasmar en La furia, un cómic intuitivo y salvaje. Así lo explican ellos: “intentamos trabajar con las tripas, la furia del momento”.
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