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Los libros de la semana de Babelia Un ensayo gráfico que aúna pensamiento y dibujo, una novela negra, relatos que fantasean con el asesinato de Margaret Thatcher... Las críticas literarias del último número de Babelia A responder esta pregunta (conceptualmente viciada, por lo demás) están destinados cientos de manuales que “ocupan a los profesores y tranquilizan a los estudiantes”, pero no se acercan siquiera a las proximidades de una respuesta que parezca inapelable; lo que significaría un desprestigio para cualquier otra asignatura (no haber avanzado siquiera un poco desde su fundación en el esclarecimiento del asunto que la ocupa) es lo que hace a la teoría literaria estimulantemente viva, aunque no menos irritante para quienes prefieren las respuestas a las preguntas. ACANTILADO La última palabra: así puede considerarse el libro de Caballero Bonald Desaprendizajes no porque sea el broche con que remata su obra, algo que ya había anunciado en ocasiones anteriores, sino porque, en su escritura multigenérica, la poesía es una palabra definitiva o más allá, a la que se confía lo que únicamente ella es capaz de decir. Y eso pese a que es difícil no emprender su lectura con reticencias: igual que muchos poetas no se resisten a publicar sus primeros balbuceos, otros siguen haciéndolo cuando ya solo ofrecen restos y escurriduras. Pronto advertimos que no es el caso de Caballero Bonald, ya que, al borde de los 90 años, su escritura no cede en fuerza expresiva respecto a sus obras mayores, aunque tampoco nos desvela algo que ignoráramos del autor. De modo que, si vale el matiz, cabe hablar más de insistencia que de redundancia. Aquí está el escritor pleno, ese que, ya sea en poemas, novelas o memorias, en verso o en prosa, se caracteriza por su densidad verbal y el empaque de una lengua que avanza premiosa, sinuosa y muy articulada, fastuosa y sin embargo elíptica, exuberante y no obstante contenida y distante en lo gestual. SEIX BARRAL Le llaman el Perro a Venancio Ismael Lascano, de familia judía y viudo. Vive solo, como Alain Delon en El samurái, con un pájaro. Pero si Delon se dedicaba al bandidaje en la película de Melville, Lascano es policía. Contra el desamparo se abraza a una idea de justicia imposible y, obnubilado por el fantasma de la esposa muerta, está a punto de tropezar con una forajida que es la doble de la difunta. Crimen en el barrio del Once (antes La aguja en el pajar, 2005), El policía descalzo de la plaza San Martín (Delincuente argentino, 2007) y Los hombres te han hecho mal (2012) componen la trilogía que Ernesto Mallo (La Plata, 1948) ha dedicado a su héroe, El comisario Lascano, insobornable por más que lo acosen, lo maten y resucite para que otra vez intenten matarlo. Negra como la Argentina de Lascano es la literatura de su creador, anclada en una época criminal, cerca del fin de la dictadura de los militares y en los albores de la democracia, buenos tiempos para el crimen. Mata el Ejército o mata la policía. Una noche, en los últimos años setenta del siglo XX, en un descampado aparecen tres muertos. “Con tantos cadáveres por todos lados, ¿a qué preocuparse por uno más o menos?”. No es difícil disimular un nuevo asesinato entre los despojos que deja la guerra contra lo que llaman la subversión, aunque uno de los muertos tenga la cara intacta y los fusilados por los milicos suelan presentarse con las facciones borradas a tiros. SIRUELA Un día en la vida de Juan Tallón (Vilardevós, 1975) se cruzó un encargo bendito. Una editorial le pedía que escribiera un texto con los 100 libros de la literatura universal que su gusto literario decidiera. Conocido como columnista además de por un soberbio libro sobre muchos asuntos humanos, pero sobre todo de fútbol (Manual de fútbol, Edhasa), Tallón compareció en la editorial con su libro sobre libros. A su antojo, el escritor gallego ensayó un texto que nada tenía de canon ni de mera reunión de reseñas. Libros peligrosos se articula sobre una trama: la conexión de un libro con otro de distinta familia temporal y geográfica. A su vez esas conexiones se van soldando con un dispositivo que no goza del prestigio que merece: la digresión. Philip Roth lo conduce a una reflexión sobre la soledad que alguna vez confesó necesitar el autor norteamericano. LAROUSSE Jordi Nopca (Barcelona, 1983) publica Vente a casa en castellano y catalán (Puja a casa; L’Altra Editorial), relatos con los que consiguió el Premio Documenta 2014. Nopca es periodista y debutó en 2012 con la novela El Talent (La Breu Edicions). Vente a casa es una decena de cuentos a los que el lector no le costará ubicar en un determinado momento temporal, generacional y local (la crisis, treinta y tantos y Barcelona o cualquier urbe similar). Pero sería injusto ir colocando etiquetas en los trajes que nos ofrece su autor porque éstos también pueden adaptarse a diferentes tallas y colores. Nopca se inserta de forma natural en la vigorosa tradición de narradores en lengua catalana de distancias cortas, urbanas y de trazo irónico y/o farsesco. Narradores excelentes desde los ochenta hasta la actualidad. Escritores como Quim Monzó, Sergi Pàmies, Empar Moliner, Jordi Puntí o Vicenç Pagès, o, en otra frecuencia también recogida en Vente a casa, autores en castellano como el también catalán Enrique Vila-Matas o el aragonés Javier Tomeo. LIBROS DEL ASTEROIDE Tras la buena recepción de su primera novela, Camanchaca (Literatura Random House, 2012), una narración fragmentaria cohesionada con momentos dispersos del tránsito de la niñez a la adolescencia del protagonista, el chileno Diego Zúñiga (Iquique, 1987) aborda ahora en Racimo un asunto de impacto en la sociedad chilena: la sucesión de crímenes de mujeres y niñas, cometidos entre 1998 y 2001 en la zona de Alto Hospicio, en la provincia de Iquique. Al principio se veían como desapariciones voluntarias, chicas que huían de su hogar en busca de mejor vida, y al cabo de notorias dilaciones, debido a la presión de algunos familiares, se inició una investigación que daría finalmente con el culpable, un falso taxista que las recogía en la carretera, abusaba de ellas y las arrojaba a una barranca. El hecho dejó patente la negligencia de la policía en la protección ciudadana. RAMDOM HOUSE Hilary Mantel (Glossop, Reino Unido, 1952) es la única mujer que ha ganado dos Booker Prize. Es británica. Y se le nota en su ironía inglesa, su laconismo en el estilo, su escritura de alegre comadre de Windsor o su interés por Thomas Cromwell, al que dedicó sus dos grandes novelas históricas —En la corte del lobo (2009) y Una reina en el estrado (2012)—, y también, por qué no, se le nota en su aspecto aparentemente frágil y flemático. Poco traducida al español, pero ciertamente prestigiosa, nos propone ahora El asesinato de Margaret Thatcher, una colección de relatos de diverso pelaje que, comparados con la enjundia de sus novelas, parecen apenas borradores, tentativas, probaturas con posibles personajes que darán de sí en una obra futura, o quizás esbozos de la novela-que-tal-vez-llegará-a-ser, ejercicios de estilo para recrear ambientes nuevos o ensayar géneros poco cultivados; en fin, esos bocetos que los grandes pintores y escultores hicieron antes de emprender la obra en sí, que pueden llegar a ser realmente valiosos, pero que saben a poco. Diez textos conforman el volumen, a la vez que constituyen una suerte de epítome de su obra, con frecuencia interesada en reflejar en el papel de sus libros las incertidumbres personales y colectivas, la banalidad de la anomalía inquietante: ausencias, enfermedades, decepciones, adulterios e hipocresías narradas como si la brisa suave del bienestar soplara siempre por encima de las pesadillas cotidianas. Mantel es la reina del contraste entre el drama y la trivialidad, de la trivialidad del drama. Por ejemplo, estamos de vacaciones en el Royal Athena Sun…, pero un taxi atropella a un niño. Planeta de Libros Son pocos los libros que he leído más de una vez. Anna Karenina, de Tolstói es uno de ellos. También Retrato de un artista adolescente, de Joyce; El otoño del patriarca, de García Márquez; Herzog, de Bellow; Grandes esperanzas, de Dickens; Adiós, muñeca, de Raymond Chandler, y las tragedias de Shakespeare. Si no tuviese más remedio que llevar un solo libro a una isla desierta, elegiría, sin dudarlo un instante, El rey Lear. Lo he leído 10 veces, por lo menos, y espero leerlo 10 más. Toda la vida está ahí. Pero hay otro libro, menos conocido, que acabo de releer y que quiero recomendar aquí. No es una obra maestra de la literatura, pero tiene que ser la historia más extraordinaria jamás contada, y más aún por ser real. Se llama La historia verdadera de la conquista de la Nueva España, una cronología en primera persona de la conquista del imperio azteca; su autor, Bernal Díaz del Castillo, un soldado español que luchó entre 1519 y 1521 en la tierra hoy conocida como México a las órdenes de Hernán Cortés. .