Sabemos de populismo
Tanto Podemos en España como Syriza en Grecia son dos fenómenos similares al argentino. Podemos asume el modelo cubano como bandera, según alguno de sus partidarios, y en cuanto a Syriza pronto deberá olvidarse de sus ingenuas promesas a su pueblo, “el que”, dice, “no sufrirá los efectos del ajuste”. Deberá reducir el Estado de bienestar, algo que hasta los países mejor administrados, como Holanda, están abandonando. Ambos movimientos tienen en común su aversión al capitalismo.
¿Con qué se lo quiere sustituir? No hay mejor informado que el argentino para opinar sobre el particular. Nuestros Gobiernos, de los más intervencionistas y populistas del mundo, nos condujeron a un desastre económico y político del que será difícil salir. Autoritarismo, desmantelamiento de las instituciones y altísima corrupción son de su esencia. Sostienen que el dinero está mejor en manos del “Estado benefactor” que en las del ciudadano que, parece, no tiene la preparación suficiente como para manejarlo. Todos los intervencionismos-populismos terminan igual: aplicando, en nombre del progresismo, la austeridad de la que huyen. No hay fiesta que no se pague ni mal que dure cien años, aunque en la Argentina el refrán está a punto de fracasar. Está alcanzando los 100 años.— Romeo di Piero.
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