El príncipe Enrique busca una vida después del Ejército
La retirada será en junio tras servir cuatro semanas en Australia
El príncipe Enrique, el menor de los dos hijos del heredero al trono británico Carlos de Inglaterra y de la fallecida Diana de Gales, abandonará el Ejército el próximo mes de junio. Enrique, cuarto en la línea de sucesión al trono, comenzará en abril una comisión de servicios de cuatro semanas en las Fuerzas Armadas australianas y después viajará a Nueva Zelanda en una visita oficial. A su regreso pondrá fin a sus 10 años de carrera militar, según ha comunicado el Palacio de Kensington.
Abandonar el Ejército ha sido una “decisión realmente dura”, según declara él mismo en el comunicado. El príncipe dice encontrarse en “un cruce de caminos” y sus planes inmediatos pasan por centrarse en el trabajo voluntario de conservación del medio ambiente en el África subsahariana, antes de regresar a su país, en otoño, para incorporarse a un programa benéfico del Ministerio de Defensa que apoya a militares heridos o enfermos.
A sus treinta años, el príncipe Enrique ha ido a la guerra en dos ocasiones en Afganistán.. La primera de ellas, en 2008, se decidió que su presencia fuera secreta, pero fue desvelada por la prensa y Enrique fue repatriado para no incentivar ataques talibanes contra las fuerzas británicas.
Su segunda oportunidad llegó en 2012, como copiloto y artillero de un helicóptero de combate Apache. A la vuelta de aquella misión de cuatro meses y medio, el capitán Gales, que era su nombre de combate, sembró la polémica en su país al reconocer que había matado a talibanes. “Si hay gente que trata de hacernos daños, los tenemos que eliminar, supongo”, declaró.
Enrique asegura que sus experiencias en estos 10 años le acompañarán “el resto de la vida”. “Siempre estaré agradecido por ello”, ha añadido. “Me considero increíblemente afortunado por haber tenido la oportunidad de hacer algunos trabajos muy difíciles y haber conocido a mucha gente fantástica durante el proceso”.
La carrera militar del príncipe Enrique, uno de los miembros más populares de la monarquía británica a pesar de haber protagonizado sonados tropiezos, empezó como cadete en la academia militar Sandhurst en mayo de 2005. Se convirtió en oficial en abril de 2006, y se unió la Caballería de la Guardia Real, antes de emprender su primera misión en Afganistán.
De su decisión de abandonar el Ejército venía hablándose desde hace semanas, pero la confirmación no ha llegado hasta ahora. El nieto de Isabel de Inglaterra siempre se ha mostrado apasionado con su labor como militar, aunque en los últimos tiempos ha centrado sus esfuerzos en labores benéficas. Estas incluyen la organización de los Invictus Games, un torneo paralímpico para soldados heridos en batalla, cuya próxima edición está prevista para 2016. Enrique planea seguir dedicando tiempo a esta actividad.
Ahora el príncipe deberá decidir a qué dedicar el resto de su vida. “Estoy considerando las opciones de futuro y me siento emocionado por las posibilidades”, ha declarado. “Afortunadamente para mí, seguiré vistiendo el uniforme y mezclándome con compañeros y compañeras de servicio para el resto de mi vida”.
Sus opciones son “amplias y variadas”, ha declarado. Pero todo indica que consistirán en algo relacionado con el servicio público, siguiendo el ejemplo de su hermano, el duque de Cambridge, que trabaja como piloto de ambulancias aéreas después de haber abandonado la Fuerzas Armadas.
Nadie quiere que, como su tío el duque de York, acabe sucumbiendo a las dificultades para encontrar su papel fuera de los rígidos límites de la carrera militar. “Poniendo fin a una parte de mi vida, entro directamente en un nuevo capítulo”, ha concluido el ya expiloto militar. “Tengo muchas ganas de hacerlo”.
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