Musa de Quentin Tarantino y diseñadora sostenible
Rosario Dawson impulsa una marca de ropa confeccionada con artesanas en África
Rosario Dawson, estrella de Hollywood y musa de Quentin Tarantino, está embarcada en el proyecto Studio One Eighty Nine, una marca de moda sostenible confeccionada en África. Junto a su amiga Abrima Erwiah, la actriz impulsa la industria del continente a través del apoyo a los artesanos de varias comunidades en la producción de prendas de calidad, convencida de que la moda puede generar cambios sociales positivos. Este mes, el gigante del e-commerce de lujo Yoox se ha unido a la iniciativa y vende en exclusiva en su página web una colección cápsula de la firma compuesta por 17 piezas elaboradas a mano.
La actriz, que creció en una casa okupa de Manhattan, ha heredado el lado activista de su familia: su bisabuela, modista en la Ladies Garment Workers Union, luchó por los derechos de los trabajadores del textil en los años treinta y cuarenta. “Mi madre era fontanera. Batalló para darme oportunidades positivas y enseñarme el poder del trabajo duro. Tuve un sistema de apoyo increíble”, explica la actriz. De ahí que Dawson combine las alfombras rojas con iniciativas y proyectos solidarios, como aquella campaña que impulsó para proteger los árboles o la organización Voto Latino que creó en 2004. “Rosario es un ángel. Tiene una personalidad muy poderosa, humilde e inspiradora. Es una humanitaria increíble, cuyo trabajo por los demás nunca llegará a ser del todo reconocido. Realiza estos gestos amables porque simplemente cree en ellos. Trabaja duro y no tiene miedo a probar nuevas cosas y ‘ensuciarse las manos’”, expresa Erwiah por correo electrónico.
El papel de Rosario Dawson en el proyecto va mucho más allá de la típica figura de embajadora famosa. “Nosotros estamos ahí. Nuestro equipo está en el terreno. Abrima está con el equipo en Accra. Trabajamos de la misma manera que lo haríamos en cualquier otro país”, destaca la actriz. Studio One Eighty Nine es su compromiso con el crecimiento sostenible de África. A través de talleres, cursos de formación y salarios justos, el proyecto está ayudando a que varias comunidades logren su independencia económica y social. “Creemos que cuando se desarrolle la industria de moda local se producirá un impacto significativo en el PIB de esos países, lo que se traducirá en impacto social. Sólo Nollywood [la industria del cine nigeriana] ya abarca el 1,2% del PIB de Nigeria… ¿Se imaginan lo que puede hacer la moda?”, señala Abrima Erwiah.
“En Ghana y en los viajes que hemos realizado en varios países de África veo la misma filosofía que define al lujo: materiales de la mejor calidad, búsqueda de la excelencia, empleo de técnicas que han pasado de generación en generación, cuidado por los detalles, funcionalidad, arte, y respeto al artesano” señala Erwiah, que decidió aplicar la experiencia que había obtenido en Bottega Veneta y Hermès en la estrategia de Studio One Eighty Nine. La firma se basa en la utilización de prácticas tradicionales en la producción de las prendas: orfebrería de Ghana, la técnica manual del tinte batik de Cape Coast, la pigmentación vegetal color índigo y el algodón Bògòlanfini de Malí o el tejido kente de Kumasi son algunos de los pilares de la marca. “El modelo de la industria del lujo es en teoría un modelo sostenible”, añade la empresaria.
Apoyada por las Naciones Unidas, Rosario Dawson presume orgullosa de su proyecto y de las artesanas con las que colabora: “Quieren más trabajo, quieren hacer crecer su negocio, quieren aprender más. Cuando estuve en la República Democrática del Congo trabajé con mujeres que habían sufrido terribles atrocidades, pero que estaban decididas a que su situación no las frenara”. Trabajar allí no es fácil: “La electricidad se corta continuamente, a veces durante días seguidos (…) También hay retos infraestructurales, problemas con el agua, conflictos con la obtención de materias primas…”.
“Invertir en mejores infraestructuras de producción puede atraer a los diseñadores de moda que busquen trabajar en nuevos mercados. Es hora de desarrollar la industria de moda africana. ¡El deseo, el talento y las capacidades ya están ahí!”, expresa Erwiah. Dawson añade: “Mi sueño es que un día no tengamos que decir “moda ética”, porque simplemente lo será”.
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