Racificación: Discriminación positiva por raza. No confundir con racismo.Podemos encontrar distintas variantes: Chinificación, arabificación, colorificación (como es discriminación positiva no lo vamos a llamar morificación ni negrificación).
Son descripciones ficticias sobre algo que está pasando recientemente. A diferencia del racismo que tristemente hemos tenido que sufrir algunos amigos o conocidos y yo, la "chinificación" es algo bastante reciente. A raíz del crecimiento económico y el aumento de status de China, he visto que, en el Corte Inglés de Nuevos Ministerios de Madrid, hay señaletica en chino, que en las noticias sale el año nuevo chino cuando nunca antes salía en ningún lado, ni mucho menos en TV; y ahora también se ha puesto de moda los auténticos restaurantes chinos (y la caída en desgracia de los de siempre, quedando para las comidas de las resacas o cuando no tienes nada más que un limón seco en la nevera) entre otros ejemplos.
Y tengo sentimientos encontrados: cuando antes éramos objeto de burla y cierta discriminación, ahora ya no sé si será que vivimos en un tiempo demasiado políticamente correcto.Que hay gente que se sorprende cuando les digo que mis padres tienen un restaurante chino tradicional (no pasa nada, de algo tienen que vivir mis padres, aunque sean tópicos), que han pedido que participe en un anuncio sin ser yo actriz, por el mero hecho de mi cara de china, y para más inri, que me digan "eres divina y muy moderna", como si la intención no fuera que pareciera un anuncio de Bennetton.
Sin embargo, tengo una amiga a la que admiro mucho, que tiene amigos chinos (mis hermanas y yo), negros, latinos y más nacionalidades que desconozco,ya que es una persona muy cosmopolita y sobre todo, muy querida. Recuerdo una conversación reciente con ella, en la cual me dijo: para mi no sois mi amiga la china, o la venezolana o el negro. Para mí sois Quan, Mary, Anton.
Pienso que destacarnos de forma positiva durante un tiempo, puede ser de ayuda para normalizar el trato. Hay situaciones,que aunque te llamen "china" cariñosamente, sabes que eres querida por la persona que eres, pero otras, comola del anuncio por ejemplo, que te hacen sentir como una mera muestra de la raza a la que perteneces. No somos sólo una china, un negro o una venezolana. Somos personas con nombres y apellidos.
Comentarios
Una amiga sevillana adoptó a una niña china hace 20 años. Tendría la niña siete u ocho años y le preguntaron: "y tu, ¿de dónde eres?" Y la mocosa le respondió: "¿Yo? Pue de donde voy a se, yo der Beti". Jajajaja. Ni entendió de qué iba la pregunta y por eso la respuesta fue perfecta. Cuando mi amiga fue a China por la adopción yo vivía en Canadá y dio la bonita casualidad de que una amiga canadiense fue allí a lo mismo y ambas amigas mías se conocieron. La niña china canadiense nunca llamó la atención, porque en Ontario hay muchísimos asiáticos. Aquí cada vez hay más chinos. Me imagino que dentro de poco ya no seréis novedad y se habrán acabado estas tontunas, que tampoco tienen mayor importancia y hasta dan para que nos hagas reír con este blog.
Son cada vez más los inmigrantes integrados en España, cuando voy por la calle me sorprende gratamente observar a niños marroquíes, africanos o de otras nacionalidades extranjeras, comunicarse entre ellos perfectamente en nuestro idioma, a lo mejor sus madres están hablando en el suyo, un contraste que llama la atención pero que produce satisfacción, al menos a mi, igual que me la produce ver inmigrantes, sobre todo africanos, conduciendo su propio coche o caminando con un fajo de libros o carpetas en la mano, es una visión integradora y no sólo la de las pateras y la venta ambulante, aunque también las hay todavía, como coger de la basura, aunque este menester ya no es exclusivo de los inmigrantes, por desgracia.
Son cada vez más los inmigrantes integrados en España, cuando voy por la calle me sorprende gratamente observar a niños marroquíes, africanos o de otras nacionalidades extranjeras, comunicarse entre ellos perfectamente en nuestro idioma, a lo mejor sus madres están hablando en el suyo, un contraste que llama la atención pero que produce satisfacción, al menos a mi, igual que me la produce ver inmigrantes, sobre todo africanos, conduciendo su propio coche o caminando con un fajo de libros o carpetas en la mano, es una visión integradora y no sólo la de las pateras y la venta ambulante, aunque también las hay todavía, como coger de la basura, aunque este menester ya no es exclusivo de los inmigrantes, por desgracia.
Una amiga sevillana adoptó a una niña china hace 20 años. Tendría la niña siete u ocho años y le preguntaron: "y tu, ¿de dónde eres?" Y la mocosa le respondió: "¿Yo? Pue de donde voy a se, yo der Beti". Jajajaja. Ni entendió de qué iba la pregunta y por eso la respuesta fue perfecta. Cuando mi amiga fue a China por la adopción yo vivía en Canadá y dio la bonita casualidad de que una amiga canadiense fue allí a lo mismo y ambas amigas mías se conocieron. La niña china canadiense nunca llamó la atención, porque en Ontario hay muchísimos asiáticos. Aquí cada vez hay más chinos. Me imagino que dentro de poco ya no seréis novedad y se habrán acabado estas tontunas, que tampoco tienen mayor importancia y hasta dan para que nos hagas reír con este blog.
Son cada vez más los inmigrantes integrados en España, cuando voy por la calle me sorprende gratamente observar a niños marroquíes, africanos o de otras nacionalidades extranjeras, comunicarse entre ellos perfectamente en nuestro idioma, a lo mejor sus madres están hablando en el suyo, un contraste que llama la atención pero que produce satisfacción, al menos a mi, igual que me la produce ver inmigrantes, sobre todo africanos, conduciendo su propio coche o caminando con un fajo de libros o carpetas en la mano, es una visión integradora y no sólo la de las pateras y la venta ambulante, aunque también las hay todavía, como coger de la basura, aunque este menester ya no es exclusivo de los inmigrantes, por desgracia.
Son cada vez más los inmigrantes integrados en España, cuando voy por la calle me sorprende gratamente observar a niños marroquíes, africanos o de otras nacionalidades extranjeras, comunicarse entre ellos perfectamente en nuestro idioma, a lo mejor sus madres están hablando en el suyo, un contraste que llama la atención pero que produce satisfacción, al menos a mi, igual que me la produce ver inmigrantes, sobre todo africanos, conduciendo su propio coche o caminando con un fajo de libros o carpetas en la mano, es una visión integradora y no sólo la de las pateras y la venta ambulante, aunque también las hay todavía, como coger de la basura, aunque este menester ya no es exclusivo de los inmigrantes, por desgracia.
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