Islamismo versus terrorismo
Tras las matanzas de inocentes acontecidas en la amiga Francia, alguien podría pensar que islamismo y terrorismo son sinónimos. No lo son y así lo ve la mayoría racional de la población española. No obstante, ataques como los protagonizados por terroristas que se escudan en una religión para justificar sus crímenes pueden servir de base para que sus equivalentes del bando de enfrente inicien su propia espiral de violencia. Lo mismo que aquellos, son pocos y son cobardes. Son la excepción en una ciudadanía cabal.
Debemos ser conscientes todos de que la relación que hay entre un ejercicio sano del credo musulmán y la desviación demencial del yihadismo radical es la misma que puede haber entre quienes apoyan el discurso civilizado de una derecha conservadora y aquellos que desde la ultraderecha defienden el nazismo xenófobo, o entre quienes confían en un proyecto coherente de izquierda progresista y aquellos que sueñan con un estalinismo excluyente.
No debemos meter en el mismo saco de la sinrazón fanática a la mayoría de los musulmanes que conviven pacíficamente entre nosotros. No querríamos que con nosotros hicieran lo mismo. No sería justo. Este atentado contra la libertad cometido en Francia debería servir para distinguir a unos de otros, no para confundirlos. Y quien aliente de manera consciente esa confusión, se encuentra más cerca de los asesinos que del espíritu de libertad que defienden publicaciones como Charlie Hebdo.— Gonzalo de Miguel Renedo. La Rioja.
El 17 de marzo de 1992, la yihad voló la Embajada de Israel en Buenos Aires provocando 29 muertos; y el 18 de julio de 1994 voló la Asociación Mutual Israelita Argentina-AMIA, provocando 85 muertos. En total, 119 muertos y centenares de heridos. Muchos más que en París.
El terror no comenzó el 11 de septiembre del 2001 en Nueva York. Empezó mucho antes, y no paró. Bueno es recordarlo para evitar la creencia de que estamos hoy ante una guerra que acaba de comenzar. Muy grave ha sido negar lo evidente, que la guerra santa empezó hace más de 20 años, y haber perdido el tiempo dándole ventaja al enemigo.— Juan Ernesto Cambiaso. Buenos Aires, Argentina.
Después de lo ocurrido en Francia, quizá nos preguntemos si podremos vivir con la amenaza de más actos terroristas islámicos. Imagínense las siguientes situaciones: un comando islámico pone una bomba en un centro comercial, mueren 21 personas, entre ellas varios niños, y 45 resultan heridas; al paso de un autobús de la policía estalla una bomba y mueren nueve agentes; una célula secuestra a un concejal, exige medidas en favor de presos yihadistas y al no lograr sus pretensiones lo asesinan. Eso nosotros ya lo hemos vivido. Sólo que nuestros fanáticos no eran islamistas, se llamaban etarras. Teníamos claro entonces que no todos los vascos eran terroristas, igual que ahora no lo son todos los que profesan la religión musulmana.
Si el terrorismo islámico cree que lo que ha hecho es matar a 17 personas, lo que realmente ha hecho es unir a 1.000 millones en su contra. Por eso es tan grave la actitud de Le Pen. Da igual la ideología de la revista atacada. Yo no comparto la suya y lucharía para como dice el viejo adagio tuviera la oportunidad de manifestarla. Hoy, Europa, el mundo, tiene una misma voz: “Yo soy Charlie”.— M. Carmen Iglesias Caridad. Madrid.
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