María Valverde, la actriz nómada

Nadie lo diría, pero María Valverde está algo cansada. Se nota, ligeramente, en el timbre de su voz. Coge ella misma el teléfono: “Hola, sí, soy María”, susurra al otro lado de la línea. Ha tenido un día largo, que empezó temprano. Un día duro, de retos, rodeada de amigos. Un día que podría ser, concentrado, un reflejo de cómo ha sido 2014, su año.

La actriz María Valverde (Madrid, 1987) responde a la llamada desde un hotel de Barcelona. Este ha sido su último día de rodaje —a cero grados— de Ahora o nunca, una película de María Ripoll en la que interpreta a Eva, inminente esposa de Álex, al que da vida Dani Rovira. Tras una década en la pantalla y con un Goya en su haber, llegó la hora de su primera comedia. “Ha sido maravilloso”, explica. “Me he sentido muy perdida, y también me apetecía sentirme así”.

Valverde tenía ganas de perderse, de experimentar. De sembrar y de recoger lo sembrado, y 2014 ha sido bueno para las cosechas. “Veo este año como uno de los mejores de mi vida. Tanto personal como profesional”, relata sin dudas. “Creo que ha sido maravilloso porque he estado trabajando en cosas muy distintas. El año pasado lo acabé terminando de rodar Exodus, me fui a rodar el mediometraje de David [Bisbal, dirigido por Kike Maíllo], luego México para estar tres meses rodando una película, volví… Es como que mi vida ha ido dando tumbos desde el año pasado y ha sido muy enriquecedor”.

“He sentido el cariño de la gente. Pero a veces me he podido agobiar, son situaciones que no puedes controlar”

Esos tumbos la han sacado de las listas de futuribles actrices para serlo de verdad. No hay más que encender la televisión para verlo. Y no tanto durante las emisiones (la serie Hermanos que protagonizó, con éxito, en Telecinco acabó a finales de octubre) sino entre ellas. Se duplica en los anuncios. Por un lado, en la promoción de Exodus, superproducción de Ridley Scott en la que interpreta a Séfora, la esposa de Moisés (Christian Bale, junto al que al principio estaba “muerta del miedo, de los nervios, del respeto”, y del que luego asegura haber aprendido lo indecible). Por otro, como dorada burbuja Freixenet acompañada de David Bisbal, del que asegura que es “un currante y una esponja. Ha sido un gran descubrimiento de este año. Sobre todo porque es alguien que quiero tener en mi vida para siempre”.

El de Freixenet marca. Es uno de los grandes eventos televisivos de la temporada, y sus protagonistas siempre están en el punto de mira: “Antes de soñar con ser actriz o cualquier cosa yo soñaba con ser burbuja Freixenet, y serlo en el centenario pues es como… Como una explosión. No me termino de creer nada de lo que me está pasando”.

Así que la comedia no ha sido la única novedad del año. Provocar risas en la pantalla no es nada fácil (“es lo que dice mi compañero Dani Rovira, que son puras matemáticas”) aunque ruedes con tus amigas (“con Alicia Rubio, Ana Gras, Clara Lago... Ha sido mágico”). También ha probado otro salto, uno mediano. Valverde vive ahora en Londres, ciudad que le da una libertad no tan asequible en su Madrid natal. Asegura que los fans siempre la han tratado “con mucho respeto”, pese a su popularidad gracias a películas para adolescentes como Tres metros sobre el cielo y a sus años de relación con el también actor Mario Casas, que acabó hace unos meses. “He sentido el cariño de la gente, en ningún momento me he sentido mal. Sí que a veces me he podido agobiar un poco, porque son situaciones que no puedes controlar”, afirma. “Ahora me siento muy tranquila. También creo que el hecho de estar entre España y Londres me está dando una libertad mental… Vengo con una relajación a España...”, ríe.

Valverde tiene 27 años. Ha vivido media vida en el barrio de Carabanchel. Londres podría ser el destino de cualquiera de sus amigas o sus compañeros de instituto. “Me siento una joven de mi generación, aunque estoy en una situación privilegiada. Voy allá donde me llamen, donde tenga trabajo y donde pueda ejercer lo que me gusta”, explica desde Barcelona, donde lleva más de mes y medio por eso, por trabajo. Pasará las Navidades en casa, pero pronto la espera otro proyecto: “Tengo algo en febrero, pero tampoco puedo hablar mucho. Estoy muy ilusionada”.

El que no parece un destino a la vista, por ahora, es Hollywood, pese a su buena experiencia en Exodus: “Estoy súper orgullosa no solo del rodaje, sino del resultado. La película es de las que me gustaría ver como espectadora, es un peliculón. No me lo termino de creer”. Valverde no se ve en ese escaso olimpo que sí han tocado Penélope Cruz, Javier Bardem o Paz Vega, cree que eso “no depende de uno mismo”. Pero, ¿le apetecería? “Ahora mismo lo que me apetece es ir dando tumbos por el mundo, conocer países, culturas, otros idiomas… No hay un sitio en concreto que me llame la atención o al que quiera ir, porque sé que ese sitio no cubriría mis expectativas”, explica sin alharacas. “Creo que es más inteligente dejarse llevar por lo que a uno le venga y disfrutar de lo que tiene. Y en eso es en lo que estoy ahora”.

“Estoy hambrienta de conocimiento”, ríe Valverde. “Me siento nómada, porque mi espíritu es nómada, me gusta entrar y salir”.

—También habrá un momento dentro de unos años que dirá: “Aquí me quedo”.

—¡Claro! Creo que depende mucho del momento vital de cada uno, hay que ser fiel y decir ahora me apetece esto e intentar por todos los medios que eso sea posible. Creo que uno tiene que ser consciente del momento vital en el que está.

Ella parece estar en uno más que bueno.