Respuestas a todas las preguntas

Personalmente me parecen más fiables los hombres que no tienen todas las respuestas. Creo que vivimos en un mundo mediático donde se busca respuesta instantánea a cualquier tema que se le plantea a un entrevistado, incluso los de mayor dificultad y envergadura, por ende, de compleja solución; pero se olvida que solo los locos o los estúpidos pueden conocer todas las respuestas tal como vemos a diario con sólo encender el televisor.

Las mentes educadas en la reflexión, el análisis, el estudio y la valoración, sea de fenómenos o procesos científicos, sociales o puramente informativos, pueden ser dignas de crédito y eso, aunque no se diga, lo proporciona la vida universitaria y académica. Eso y no otra cosa se enseña y aprende en las facultades: pensar sin aventurar respuestas, sin adelantar resultados, sin hacer afirmaciones gratuitas. Eso y más cosas, claro, lo contrario de lo que hacen los políticos al uso. Parece, pues, razonable que un político sensato no tenga respuesta inmediata para todo; sería entonces uno que dice lo que se le ocurre, sin pensar, sin meditar, porque convenga a sus intereses de partido, porque quiere obtener votos o simplemente engañar, impúdica, falazmente, para defender lo indefendible.

Estamos ahora en un momento en el que tener todas las respuestas a priori, ex ante, sin diagnóstico ni contraste, sería un error de bulto casi fatal. Siempre es mejor hacerse las preguntas correctas antes que aventurar respuestas para dar titulares manipulables. En este caso, como se aplica en la docencia universitaria, solo la reflexión y un consenso compartido, como quiere hacer Podemos, son la única vía para encontrar las mejores respuestas.— Gregorio Torres Triviño.