_
_
_
_

El controvertido regreso del futbolista condenado por violación

Para parte de la hinchada del Sheffield United, un histórico club que milita en la tercera categoría del fútbol inglés, Chedwyn Evans, condenado por violar a una mujer de 19 años, no solo es su delantero, sino también un mártir. El equipo ha permitido a Evans, en libertad tras pasar más de dos años en prisión por un delito del que sigue declarándose inocente, volver a entrenar con sus compañeros. Mientras parte de la afición canta en el estadio eslóganes favorables a la violación, la presentadora de televisión del club, Charlie Webster, ha presentado su dimisión por una polémica en la que ya han tomado partido los diputados locales. ¿Puede un convicto ejercer su derecho a la reinserción en una profesión integrada por modelos de conducta?

“El gran problema con Ched Evans es que no ha mostrado ningún arrepentimiento por su crimen”, explica Sarah Green, portavoz de End Violence Against Women Coalition, una asociación británica que lucha contra la violencia hacia las mujeres. El jugador sostiene haber mantenido relaciones consentidas con la joven en mayo de 2011 y cuenta con el apoyo de grupos de familiares y aficionados que luchan por “limpiar su nombre”. El galés se negó en un principio a apelar, pero ha llevado el caso a la Comisión de Revisión de Casos Penales, un órgano independiente que evalúa procedimientos judiciales en busca de posibles errores.

El Sheffield United rechaza que la sociedad deba imponer “sanciones extrajudiciales a largo plazo” a ningún ciudadano: “El mismo sistema judicial que le juzgó, condenó y castigó permite su reinserción”. La presentadora del club, que fue agredida sexualmente en su adolescencia, abandonó su puesto. “Evans no va a un trabajo cualquiera. Está influenciando a una generación de jóvenes que toma a diario decisiones sobre cómo tratar a una mujer”, declaró a la BBC.

El diputado laborista Paul Blomfield ha escrito una carta al club pidiendo que reconsidere la decisión de permitir entrenar a Evans y ha declarado que la situación está “arrastrando por el barro el nombre del equipo y dividiendo a los aficionados”. Una petición al club para que no vuelva a fichar al futbolista ya cuenta con más de 157.000 firmas. “Desde su puesta en libertad, Evans no ha dado el primer paso hacia la rehabilitación sino que ha trivializado su crimen describiéndolo como un acto de infidelidad”, añade Blomfield.

La supuesta violación se produjo en un hotel de Rhyl, al norte de Gales. Evans, que marcó 35 goles en esa temporada, fue elegido mejor jugador de la categoría. Pieza clave en un equipo que lucha por reverdecer viejos laureles, parte de la afición apoya a un jugador cuyo contrato venció mientras estaba en prisión. El club había pagado 3,7 millones de euros por contratarle. “Muchos aficionados siguen acosando e insultando a la víctima de la violación. Evans no ha hecho nada para distanciarse de ellos. Podría hacerlo muy fácilmente, sin tener que disculparse, simplemente distanciándose de ellos o pidiéndoles que pararan”, critica la portavoz de End Violence Against Women Coalition. La mujer se vio forzada a cambiar de nombre y de domicilio tras ser acosada en las redes sociales.

¿Permite el fútbol la reinserción? “Si quieren rehabilitarse y volver a ser aceptados en su comunidad tienen que mostrar arrepentimiento”, sostiene Green. Otros futbolistas han recuperado su puesto tras ser condenados, principalmente por delitos viales. “Que fuera o no apropiado fichar a un exviolador dependería de cómo fuera su disculpa. Si un futbolista estuviera arrepentido de haber cometido una violación podría realmente concienciar a la sociedad”.

Evans no es el primer deportista juzgado por un delito sexual. Muchos jóvenes firman contratos millonarios antes de haber adquirido siquiera una educación sexual sólida. La fama, y el poder que ella arrastra, son tan intensos como difíciles de digerir a una edad tan temprana. “No estamos haciendo suficiente para luchar contra las violaciones. Quizás la medida más importante es hacer que las relaciones sexuales sean una asignatura obligatoria. No se trata de hablar sobre biología y anticonceptivos, sino de la ley, el consentimiento y cómo los adultos deben tratarse mutuamente”, defiende la portavoz. ¿Cuántas carpetas de los estudiantes de Sheffield están forradas con las fotos de Evans celebrando un gol?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_