Muchos de los que habitan y trabajan en el vertedero de Cobán pertenecen a las comunidades indígenas, las más pobres entre los pobres. Ocho de cada diez personas viven en la pobreza.Comunidad Esperanza / Manos UnidasEn el basurero de Cobán los niños crecen entre escombros, con buitres como compañeros y perros habrientos como mascotas.Comunidad Esperanza / Manos UnidasComunidad Esperanza y, después, la Ciudad de la Esperanza surgieron para dar una oportunidad de futuro a los niños del basurero de Cobán, a través de la educación.Comunidad Esperanza / Manos UnidasEn el centro educativo de la Ciudad de la Esperanza hay también un comedor, una biblioteca y un dispensario para atender a las necesidades de los pequeños.Comunidad Esperanza / Manos UnidasPara muchos de los niños del basurero de Cobán acudir a la Ciudad de la Esperanza es la única oportunidad para estudiar. Más de 400 pasan por sus aulas cada año.Comunidad Esperanza/Manos UnidasLinda y Cony, dos niñas crecidas en el basurero de Cobán. Ser mujer, pobre e indígena en una sociedad machista hace aún más díficil encontrar una salida a la miseria.Comunidad Esperanza / Manos UnidasLa lucha diaria en Cobán no es solo para encontrar una salida a la pobreza sino también para proteger a los niños de la violencia del narco.Comunidad Esperanza / Manos Unidas
