Un rescate de 88.000 millones de dólares para los combustibles fósiles
Familia campesina en Bangladesh, uno de los países más vulnerables al calentamiento global. Foto:© Greenpeace / Peter Caton.
La complejidad científica y económica que se esconde tras el fenómeno del calentamiento global es considerable, pero algunos datos resultan fáciles de comprender. Cuando las potencias económicas del G20 destinan cada año alrededor de 88.000 millones de dólares (71.000 millones de euros) de dinero público a la prospección de petróleo, gas y carbón, su mensaje a la comunidad internacional es muy simple: nuestra preocupación por el cambio climático es estrictamente cosmética.
El dato fue hecho público ayer por las organizaciones Overseas Development Institute y Oil Change International en un informe conjunto que detalla por primera vez el abanico de ayudas públicas destinadas por los países más poderosos (y contaminantes) del planeta a la localización de nuevas fuentes de combustibles fósiles.La estrategia energética de estos países castiga la inversión en energías renovables (cuyo coste y retorno es cada vez más atractivo) y sostiene la actividad de los 20 gigantes empresariales del gas y el petróleo, cuya inversión privada en prospecciones fue en 2013 de 37.000 millones de dólares, lo que significa que esta actividad depende en buena medida del dinero público.
Es lo que los autores del informe denominan la "triple pérdida": financiar energías altamente contaminantes, detraer recursos de las fuentes alternativas y debilitar gravemente las posibilidades de un acuerdo ambicioso sobre cambio climático en 2015.
La eliminación de los subsidios a la prospección, extracción y uso de combustibles fósiles -que, en conjunto, alcanzaron los 775.000 millones de dólares en 2012- es una médida tan básica como eficaz para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y por eso ha formado parte de las negociaciones del clima desde sus inicios. Poner fin a las prospecciones subdiadas es un primer paso evidente.
El informe de ODI-OCI ha contado con el respaldo de un grupo de importantes economistas que argumentan la eficacia ética, medioambiental y económica de las medidas que propone. Reproducimos a continuación en exclusiva la versión en castellano de la carta que han remitido a medios de todo el mundo:
Estimado Sr./Sra.:
La cumbre del G20 que se celebra esta semana en Brisbane, Australia, ofrece a los líderes políticos la posibilidad de tomar medidas a nivel internacional para luchar contra el cambio climático. Tendrían que aprovechar esta oportunidad y ponerse de acuerdo en la necesidad de finalizar las subvenciones de ayuda a la exploración de petróleo, gas y carbón.
La gravedad de dichos subsidios no está ampliamente reconocida. Según el nuevo informe elaborado por el Instituto de Desarrollo de Ultramar y la organización Oil Change International, los países del G20 actualmente gastan en torno a los 80.000 millones de dólares anuales en la identificación y expansión de reservas de combustibles fósiles. Dado que dos tercios de las reservas que actualmente conocemos no se pueden explotar si queremos que el mundo se mantenga dentro del umbral de los 2°C acordado a nivel internacional, esta es una mala inversión para los contribuyentes y el planeta.
Los subsidios destinados a combustibles fósiles vuelven del revés la teoría lógica de actuación efectiva contra el cambio climático. Tal y como se señaló en el informe reciente de la Comisión Global sobre Cambio Climático, los gobiernos deberían aumentar el precio sobre las emisiones de carbono. Quitemos los subsidios y la mayoría de la inversión que actualmente fluye hacia la exploración de combustibles fósiles acabará extinguiéndose. Esto, en conjunción con otras medidas, podría ayudar a crear las condiciones necesarias para una transición hacia energías bajas en carbono.
Hace cinco años, los líderes del G20 se comprometieron a recortar las ayudas a los combustibles fósiles. Ahora tienen que actuar urgentemente para llevar a cabo este compromiso. La creación de un calendario para la eliminación progresiva de todas las subvenciones a la exploración sería una medida económicamente inteligente, y, además, presentaría al G20 como una potencia con credibilidad ante los esfuerzos internacionales para conseguir un ambicioso acuerdo global sobre cambio climático.
FIRMADO POR:
Jeffrey Sachs, Director of The Earth Institute, New York.
Roberto Lavagna, former Minister of Economy and Production, former presidential candidate, Argentina.
Nouriel Roubini, Stern School of Business New York.
Mark Jaccard, Professor of Sustainable Energy at Simon Fraser University, Vancouver.
André Lara Resende,former President of the Brazilian National Bank for Economic and Social Development and Special Advisor to the President of Brazil, Brazil.
Frank Jotzo,Director of Resources Environment and Development group at Crawford School of Public Policy, Canberra.
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