Un Águila apodada Gala

Todo empezó con los balbuceos de un niño de 11 meses. Francisco sentía la necesidad imperiosa de hablar con una de sus tres hermanas. Pronunciar Yolanda no le era difícil. Lidia no le ofrecía mayores complicaciones. Maria del Águila ya era otra cosa. Un verdadero trabalenguas. Ese día, por mediación de aquel niño, nació un apodo que ha copado los titulares de todos los periódicos e informativos en los últimos meses: Gala León, rebautizada por su hermano, exnúmero 27 mundial y directora deportiva de la Federación Española de Tenis, es la nueva seleccionadora del equipo masculino de la Copa Davis, cuyos integrantes le han recibido de uñas, mezclando argumentos técnicos —su supuesta falta de capacitación por no haber entrenado nunca al máximo nivel— con otros marcados por un acento machista.

“Asustarme, no me asusta nada”, explicó la exjugadora en una entrevista concedida a este diario tras su nombramiento. “Los jugadores son profesionales, y esa profesionalidad la tendrán que ir demostrando con el equipo”.

A León (Madrid, 1973) no le teme a nada. No le asusta el rechazo de los tenistas. No le asusta que los jugadores le convoquen a una reunión en Valencia y en la puerta de entrada le exijan que entre sola, despidiendo a todos sus acompañantes para enfrentarse sin apoyos a los argumentos de ocho tenistas. No le asusta presentarse a la reunión con un cámara, como medida de fuerza —“no estaba grabando nada”, aseguran fuentes conocedoras del caso—. Y no le asusta, tampoco, un reto mayúsculo: devolver a España a la primera división del tenis, de la que descendió en septiembre y en Brasil, pese a que los que tienen que jugar no la quieren ver sentada en el banquillo.

¿De dónde viene esa personalidad granítica? ¿Cuáles son los orígenes de esta mujer fuerte, decidida y echada para adelante? ¿Cuál es su ayer, su hoy y su mañana?

“Gala era una tenista muy, muy calculadora”, explica Lucas Pérez, su exentrenador, el hombre que le acompañó hasta Valencia, su cuñado y también su compañero de negocios: junto a su equipo, regentan la Academia Tac Tec Sports de tenis de Villalbilla, un pueblo madrileño próximo a Alcalá de Henares. “Era fría mentalmente, y al mismo tiempo temperamental en la pista”, sigue una de las personas que conoce mejor a León. “Nunca tuvo ningún patrocinador, salvo una pequeña ayuda de Roca, que le dio una bolsa con tres camisetas y dos faldas”, recuerda Pérez. “El resto lo puso su padre, un trabajador, porque es una familia humilde. Cuando llegó a los octavos de Roland Garros, con su primer gran premio, invitó a toda la familia a París, para agradecer así su apoyo y antes de cobrar el cheque. Lo adelantó de los pocos ahorros que tenía. ¡Entonces se ganaba menos que ahora!”.

Todas las personas que conocen a León coinciden en el mismo rasgo. “Es una persona de carácter fuerte, cercana en el trato, luchadora, que no se desmoraliza fácilmente”, cuentan quienes trabajan con ella en la Federación y le acompañan en un día a día en el que ha tenido que sobrellevar tensiones fortísimas por el conflicto abierto entre la institución y los tenistas. “Es una persona hecha a sí misma, que se lo curró mucho sin patrocinios económicos, con el apoyo de la familia y lo que ella fue consiguiendo con su trabajo”, cierran.

León, hija de un padre trabajador y una madre ama de casa, se lo curró mudándose con 16 años a Alzira, en Valencia, para aprender los rudimentos del tenis. Antes de ser contratada por la Federación, trabajaba dirigiendo una Academia en Villalbilla tras ganar un concurso público. Son ocho pistas repartidas en dos instalaciones. El sueño de formar nuevos campeones. Toda una vida ligada al tenis, a Alcalá de Henares (Madrid) y a los suyos. “Son un grupo familiar muy unido”, describen.

“Es un pueblo pequeño, de unos 12.000 habitantes, que linda con Guadalajara y Alcalá de Henares, lo que da facilidades”, cuenta Pérez sobre el día a día que comparte con León. “Es un pueblo moderno, que está creciendo... ¡no es una aldea con cabras!”, bromea. Ahí tiene León su refugio.

España no volverá a jugar en la Copa Davis hasta julio, cuando se enfrentará al ganador del Rusia-Dinamarca. Será el primer escalón en la lucha por ascender y volver al Grupo Mundial. Una cosa es segura: León afrontará la preparación y la eliminatoria sin miedo. Sin asustarse por nada, como dijo. Igual que si fuera un águila.