Enganchados al papel
Una multinacional italiana, casi una treintena de diseñadores gráficos y una misión: crear una cadena global de mensajes que exalten un soporte condenado a desaparecer
Corren buenos tiempos para la lírica papelera. En plena exaltación del folio digital y aun con la producción de celulosa cayendo en picado por tercer año consecutivo (la destinada a la industria gráfica se redujo casi un 42% en 2013, según el informe de la Confederación Europea de Industrias del Papel, CEPI, publicado el pasado septiembre), la proliferación de cruzadas de calado romántico que reivindican la emoción de la experiencia física frente a la frialdad virtual anuncia que el recacaeado apocalipsis del papel tendrá que seguir esperando. La última de estas poéticas causas –más o menos justas- acaba de surgir en nuestro país bajo el lema Good Paper for Good Things (buen papel para cosas buenas, esto es). Un proyecto de largo recorrido que ha comenzado involucrado a casi una treintena de creativos de España y Portugal y que aspira a convertirse en global, de ahí su título inglés.
Vasava, Folch Studio, La Camorra, Atelier Nunes & Pa, Goma Designers, Pep Carrió, Design By Atlas (ganador del último Premio Nacional de Diseño) y así hasta 27 de los más reputados estudios de diseño gráfico de la Península Ibérica han tenido carta blanca para plasmar en otros tantos carteles sus llamadas de atención. Y lo han hecho “por amor al arte, pero también al prójimo”. “Me has tocado la fibra sensible (le dijo el papel a la tinta)”, se lee en uno. “Eres importante para nosotros”, reza otro impreso sobre cartulina-espejo. “We like your type”, muestra un tercero en plan alarde tipográfico. Producidos con mimo en soportes de máxima calidad, cada uno de los pósteres está “dedicado” a otro estudio o diseñador, de manera que recoja el testigo/invitación desarrollando una nueva pieza que, a su vez, remitirá a otro destinatario, formando una suerte de “cadena de favores” que bien podría prologarse hasta el infinito. Los madrileños Ipsum Planet, por ejemplo, les han pasado la bola a los bilbaínos Supperstudio al grito de Imperfection Is The New Black. Y un par de estudios de EE UU y Líbano ya han hecho acuse de recibo internacional.
“Creemos en el poder de un buen papel, pero sobre todo en las cosas buenas que puedes hacer con él. No se trata solo de la posibilidad de disponer una materia prima excepcional, sino hacer algo importante con ella. No vamos a cambiar el mundo, pero con pequeñas acciones como esta es posible influir en nuestro entorno y provocar pequeñas revoluciones”, explica Carlos González, cincuenta por ciento de la agencia Carlitos y Patricia (Patricia Luján es su otra mitad y juntos han dado forma a campañas de publicidad celebérrimas como la de la república hogareña de Ikea o la de las nubes parlantes de Vueling), responsable de la idea y de su dirección creativa. “Tenía que ser el póster porque es el formato perfecto para lanzar mensajes, además de un soporte icónico del diseño gráfico”, continúa Carlitos, que cita de seguido uno de los fundamentos que componen el Manifiesto del Buen Papel, también redactado –e impreso a tamaño gigante- para la ocasión: “Un póster es poderoso cuando se pega en una pared”.
Tan artística iniciativa sirve, por otro lado, de rompedora estrategia de mercadotecnia para Fedrigoni, la centenaria multinacional italiana fabricante de papel especial (hasta 24 gamas diferentes y personalizadas para clientes de lujo como Louis Vuitton, Hermès, Loewe, Armani, John Galliano, Natura Bissé, Missoni o la biblia de la moda Love). Presente en más de 80 países, ha sido su filial española la que ha apostado por un ejercicio de branding -proceso de creación de marca que primando los principios de un cierto estilo de vida para establecer una conexión emocional con el consumidor- que pretende “generar valor para la sociedad y transmitirle la misma pasión por el papel que tiene esta empresa de tradición familiar desde hace 125 años”, en palabras de su directora de comunicación, Silvia García.
Articulado en torno a www.fedrigoniclub.com, punto de encuentro virtual para amantes de la pulpa de celulosa, Good Paper for Good Things tenía que saltar necesariamente al plano físico “porque lo que vivimos en el 2.0 no es más que una experiencia que esperamos hacer tangible. Transformar las experiencias digitales en realidad, llevarlas a la calle, es algo muy poderoso. Mola mojarse”, expone Carlitos, cuya boutique creativa ya convirtió eBay en el tablón de anuncios más grande del mundo ubicado en una ciudad (en la madrileña plaza de Callao, en 2010, para más señas). Es lo que se ha dado en llamar “el Internet de las cosas, porque todo está conectado”. Prueba de ello es The Good Paper Chain Exhibition, una serie de exposiciones efímeras –tanto que apenas duran lo que sus eventos de inauguración- en los lugares de origen de los pósteres que, tras Barcelona y Madrid (los pasados 9 y 23 de octubre), alcanzará Lisboa (13 de noviembre) como siguiente parada de esta reacción papelera en cadena, que en un futuro podría materializarse asimismo en una muestra permanente y un libro compilatorio de todos carteles producidos. “El papel es totalmente compatible con las nuevas tecnologías. Quizá cambie su manera de comunicarse y quede para productos de valor, pero las marcas valientes del siglo XXI siempre dejan una puerta abierta a lo que pueda venir”, concluye Carlitos, que añade una coda con mensaje sostenible: “Las cosas buenas hechas con buen papel quieres conservarlas. No hay menor derroche que ese”.
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