Oriol y Urbizu

Tranquilas, chicas, ya pasó todo. Olvidémonos de sir George de Amal Alamuddin y Los Cedros del Líbano, de soltero Clooney. Ya sé que es difícil pasar página, cerrar heridas y separarse tan estilosamente como presumía la anglosajona de Gwyneth Paltrow (Los Ángeles, California, USA) sobre su divorcio con Chris Martin hasta que él empezó a tontear con Jennifer Lawrence y a ella empezó a calentársele la sangre como si fuera mismamente de Talavera de la Reina (Toledo, Castilla-La Mancha, España), donde veraneaba de cría. Pero hablábamos de George, queridas. Cuanto antes pasemos el duelo de la caída del mito, antes podremos rehacer nuestras vidas. Yo, por lo pronto, estoy excitadísima con el futuro que se ha abierto de repente ante estos clisos que se ha de comer el móvil. Que no os arredren los agoreros con todo eso de la invisibilidad, los sofocos y el desplome de estrógenos: la vida de las mujeres empieza a los 45.

 La vida laboral, me refiero. Antes, eso sí, has tenido que pasarte los anteriores veinte años, y el día que quieras que no te lleva bordar un currículo, encerrada en la cocina y con la pata quebrada criando a tu prole como Dios manda. Pero, francamente, queridas, ¿a quién le importa esa inversión previa si, pasado el trámite, tu vida va a ser Jauja, perdón, Hollywood? Que sí, que no me invento nada, que lo ha dicho la presidenta del Círculo de Empresarios en persona. Según Mónica de Oriol e Icaza, que así se autodenomina la doña, tú te presentas con tus mechas retocadas, tu DNI con tus 45 cumplidos, y la foto de tus niños criados y se te rifan los patronos para hacerte un contrato indefinido. Bueno, con eso y una ecografía donde se vea el DIU XXL que te has puesto para evitar penaltis de última hora si es que aún eres fértil. Un chollo, ya te digo.

Que así, discriminando positivamente a las menopáusicas, se evita que le venga alguna fresca con que está preñada, sostiene Oriol de Etcétera, madre de seis vástagos que, a lo que se ve, nacieron por esporas. En plata, amigas, que ahora resulta que las maduritas vamos a ser las mirlas blancas de la EPA. Yo que Densia, Dermovagisil y Tena Lady corría a patrocinar a los seguratas de Seguriber, la empresa de la señora, si no fuera por el pequeño detalle de que el grueso de ellos son varones hasta que lleguemos las nuevas a reforzar la plantilla.

Así las cosas, la que me preocupa es Tamara Falcó Preysler. Con tanto master y tanto apellido, la pobre se nos va a quedar en ni-ni. Como, a sus 33 años, ni procrea ni se esteriliza, no le sale nada fijo y tiene que coger lo que le sale en plan precario. Lo último, ser imagen de Pronovias con Enrique Solís, el hijo hipster de Carmen Tello, con el que todo el mundo sabe que su amor no puede ser y además es imposible. Pero, calla, calla, que ahora que estaba yo tan ilusionada con mi nuevo curro, va Oriol y matiza sus palabras. Que no dijo lo que dijo. Que claro que se puede ser madre y trabajadora en la vida. Que lo que pasa es que es una víctima de sí misma, se calienta ella sola y le sale espuma por la boca. Pues mira, traidora, desde aquí invito a Urbizu a rodar un trhiller de los suyos contigo de madre y matrona y Coronado de inspector de trabajo.