El corazón de una taza de café
Le pregunté por las variedades que cultivaban y me enumeró varias, bourbon, típica, caturra, tabi, geisha y maragogype, un 97% de ellas de cerezas rojas y un 3% amarillas, auténtica rareza. “Recuperamos variedades abandonadas. El mundo del café acumula el mismo retraso que hace años los sectores del aceite y el vino en España. La recolección la realizan a mano operarias especializadas, luego trasportamos las cajas con cuidado, clasificamos las cerezas por tamaños y realizamos fermentaciones controladas. Trasladamos al café la tecnología para la selección de aceitunas por colores desarrollada en España. Nos ayuda la Universidad Politécnica de Madrid y el CDTI”.
Ya en sus instalaciones, medio paradas porque no estábamos en momento de cosecha, Echeberry nos fue explicando las innovaciones que están introduciendo en todos los procesos después de la recolección para lograr calidades óptimas y nos insistió en el valor de sus micro lotes partidas a las que aplican rigurosos controles.
Supracafé lo fundó en 1990 el español Ricardo Oteros, ausente en ese momento, tras realizar unas prácticas universitarias en Expocafé sociedad exportadora que se convertiría en socio estratégico de la empresa española y ahora le abre las puertas atodas las cooperativas de productores.
Mientras regresaba a Bogotá fui recordando las píldoras que nos había dejado caer Echeberry -- caficultura inteligente, impacto medioambiental, adaptación al cambio climático, mitigación de los gases del efecto invernadero, coeficientes para la racionalización del uso del agua -- propios de una agricultura muy avanzada.
Detrás de una simple taza de café palpitan intereses económicos y sociales de una envergadura incalculable. El café es muchomás que un placer cotidiano, nunca deberíamos olvidarlo. Sígueme en Twitter
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