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¿Y tú cómo empezaste en el cine?

TCM, que celebra estos días su 15ºaniversario en España, recuerda cómo comenzaron su andadura profesional actores y cineastas

Cuenta Jesús Castro, el protagonista de El niño, que se presentó al casting de la película por casualidad. Un compañero le habló de las pruebas que una productora estaba haciendo en Sevilla y él decidió saltarse ese día las clases del instituto para acudir a la convocatoria.

De hacer pellas a encabezar el reparto de uno de los grandes títulos del año solo hay un pequeño paso, un capricho del destino. Y no es un caso único. Decenas de estrellas cinematográficas han sido descubiertas prácticamente por azar. Un cazatalentos de la metro, por ejemplo, se fijó en Ava Gardner gracias a unas fotos que le había hecho su cuñado y que se exhibían en un escaparate de Nueva York. Y la recientemente fallecida Lauren Bacall fue contratada por el director Howard Hawks, que la vio en una portada de la revista Harper’s Bazar.

TCM, que celebra estos días su decimoquinto aniversario en España, ha querido recordar cómo comenzaron su andadura profesional algunos actores, actrices y cineastas.

Iciar Bollain explica que probablemente hoy no se dedicaría al cine si Víctor Erice no hubiera rastreado minuciosamente los colegios de su barrio en busca de la niña ideal para protagonizar El Sur. Algo parecido le pasó a Emma Suárez que, de un día para otro, a los catorce años, se vio viviendo en un mundo de adultos cuando la eligieron para intervenir en Memorias de Leticia Valle, basada en la novela de Rosa Chacel.

Unas fotos en la revista Fotogramas tuvieron la culpa de que Ángela Molina comenzara en este apasionante oficio. En el caso de José Coronado fue el estrés que le provocaba un negocio de hostelería lo que le impulsó a que se matriculara en una escuela de interpretación. A los pocos meses ya estaba representando una obra de Lorca en el Piccolo Teatro de Milán.

Y no son solo los intérpretes los que empiezan de manera casual en el mundo del cine. También los directores. Fernando León de Aranoa se matriculó en un taller de escritura antes de que comenzar a trabajar como guionista en programas de humor de televisión como Martes y trece o el Un, dos, tres. Daniel Sánchez Arévalo estaba terminado la carrera de empresariales cuando su hermano le animó a escribir guiones. Poco después daba el salto a la pequeña pantalla gracias a la serie Farmacia de guardia.

John Waters recuerda que se puso a filmar como un loco una pequeña película con la cámara que le regaló su abuela sin saber absolutamente nada de su funcionamiento. Ni siquiera sabía lo que era el montaje. Mateo Gil habla con cierta vergüenza de sus primeros cortos, unas historias “ultrarrománticas” y con una intensa poesía con las que intentaba emular a Julio Medem. El actual presidente de la Academia del cine español, Enrique González Macho, siente un cariño especial por la primera película en la que trabajó como director de producción, El love feroz, de José Luis García Sánchez, porque en ese filme todos eran novatos.

Pero lo importante fue que después de esa experiencia inicial, más o menos casual, hubo una segunda, una tercera, una cuarta y muchas oportunidades más. Todos ellos han desarrollado una exitosa carrera basada en el esfuerzo y en el talento. “La primera vez en el cine no se olvida”, dice Emma Suárez. Y es cierto. Pero todos saben que ésta es una carrera de fondo, una especie de maratón que, afortunadamente para los espectadores, aún no ha terminado. Todavía no han llegado a la pancarta donde pone FIN.

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