_
_
_
_
Migrados
Coordinado por Lola Hierro

Identidades diluidas… Y ahora, ¿de dónde soy?

AUTOR INVITADO: HELIA DEL ROSARIO

Venezuela ecléctica, por Gabriel S. Delgado (CC)

Mis padres emigraron de Canarias a Venezuela a mediados de los cincuenta, como tantas otras personas que en esa época provenían no solo de España, sino también de Portugal e Italia, y a quienes, cariñosamente, se agrupaba bajo la palabramusiú; es una expresión coloquial de la palabra francesamonsieur (caballero) para señalar a todo aquel que era extranjero/a. Posteriormente, hacia los setenta y ochenta, llegarían "los del cono sur": argentinos, chilenos y uruguayos, y los "vecinos": colombianos y ecuatorianos, entre otros.

De esa migración que escapaba de las condiciones de la posguerra, de la falta de libertades cívicas y políticas o de fuertes restricciones económicas y laborales, han surgido generaciones que crecieron compartiendo la morriña de sus progenitores al mismo tiempo que valoraban la propia idiosincrasia; que disfrutaba con la misma intensidad el futbol que el beisbol, una arepa que una fabada, tanto un tinto como un mate...

Eran épocas de bonanza petrolera y nos era fácil sentirnos personas receptivas, integradoras y acogedoras. La migración solo se percibía desde la mirada de receptor. Tal era el orgullo de los venezolanos de ser un país de acogida, que la emigración estaba asociaba para muchas personas de mi entorno con el exilio político en épocas de dictadura. No nos percibíamos como posibles migrantes. Eso era una realidad para otros.

Diferentes circunstancias han hecho que Venezuela, a inicios de este siglo XXI, se esté convirtiendo en país de emigración. Esas generaciones hijo e hija de... han reafirmado esa condición para migrar a los países de origen de padres y abuelos: España, Portugal o Italia se convierten ahora en lugares de retorno, un proceso de ida y vuelta en el cual las identidades se diluyen. Allá, en Venezuela, crecimos compartiendo fiestas y celebraciones con amigos y amigas del Centro Gallego o Catalán, del Hogar Canario o de la Casa de Portugal; llamando tías y tíos a los amigos cercanos a nuestros padres y teniendo como grupo de pertenencia a una especie de familia transnacional. Aquí, construimos nuevas amistades articuladas a partir de ese punto común que es la nacionalidad de origen. Como si nuestras vidas se reconfiguraran siempre desde la otra orilla.

Recuerdo, durante esos encuentros que mis padres tenían con amigas y amigos de Canarias, largas conversaciones donde se manifestaba el “extrañamiento” que sentían muchos de ellas/os al tratar de reconectar con el país de origen. Era como si vivieran la superación de un duelo, de una ruptura que implicaba recomponer afectos e identidades. La integración al país de acogida había originado una especie de dualidad que combinaba vinculación y separación respecto al lugar de origen. Para ese entonces, no imaginaba yo que me vería sujeta también a esa dualidad. Si algo tiene la experiencia migratoria es que nos confronta con un duelo que implica un difícil proceso de redefinición y reestructuración identitaria. El país y los afectos que traemos en las maletas se quedan detenidos en el tiempo y, cuando intentamos reencontrarlos, obviamente no son los mismos. Han cambiado tanto como nosotros. Tanto que llegamos a pensar: Y ahora, ¿de dónde soy? Definitivamente, migrar nos hace ciudadanas del mundo.

Helia del Rosario pertenece a la Red de Mujeres Latinoamericanas y del Caribe en España

Comentarios

Somos de donde nacemos y nos criamos, podemos sentir curiosidad por la tierra natal de nuestros padres, pero nunca la sentiremos como propia.
Pues por más que emigremos siempre sabremos de dónde somos. Un inmigrante nunca olvida el calor de su tierra.http://www.cuentosinfantilesconvalores.com/2014/08/el-zorro-inmigrante.html
Somos de donde nacemos y nos criamos, podemos sentir curiosidad por la tierra natal de nuestros padres, pero nunca la sentiremos como propia.
Pues por más que emigremos siempre sabremos de dónde somos. Un inmigrante nunca olvida el calor de su tierra.http://www.cuentosinfantilesconvalores.com/2014/08/el-zorro-inmigrante.html

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_