Accidente en los Picos de Europa

Esta es una carta de despedida para mi amigo José Martínez Conejo, fallecido en acto de servicio junto con los dos compañeros pilotos Emilio Pérez Peláez y Marcos Antonio Benito Rodríguez, cuando realizaba un rescate.

Parece que fue ayer, pero han pasado casi 30 años. Treinta años entre montañas y rescates, entre alegrías y tristezas. Las nuestras y también las ajenas. Al principio, un juego, un año en nuestra escuela y toda una vida para seguir escuchando y mejorando. Cogiendo lo nuevo, dejando lo viejo atrás. Materiales y técnica, reuniones y debates. Intentar conocer el “todo” para esperar solo el “cuando”. Qué rápido ha pasado, pero qué lleno el corazón de personas y de luchas.

Lo que tocan los GREIM en sus rescates, son vidas, vidas que penden de un hilo. Que han elegido el lugar más inoportuno y difícil para ponerse a prueba. Por eso es tan serio. Yo lo he visto, José. He visto vuestros anhelos e ilusiones, vuestro trabajo y dedicación. He disfrutado al visitaros y compartir. Por eso os admiro, por eso me duele.

Empezó como un juego, pero era real. Enseguida lo sabes, en tu primer rescate. Entre la vida y la muerte. Todo es real, muy real.

Unos 800 rescates al año no pueden ser noticia, ¡no deben ser noticia! Pero sí son personas, y familias, 800. Son vidas, por eso cada día la ilusión no se pierde, ni se merma. Entrenando, conociendo el terreno. Adelantando al tiempo y empujando para la vida. No es un juego, es muy real.— Salva Arroyo. Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña (GREIM).