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La mirada tuerta del cine español

Claudia Llosa frente al célebre cartel de la meca del cine.
Claudia Llosa frente al célebre cartel de la meca del cine.

Que nuestro cine anda azotado por una profunda crisis económica –que no de talento- es algo que sabemos todos, y también que el aguijón del IVA le ha atravesado dolorosamente la médula espinal. Ignoramos, sin embargo, si las heridas infligidas por la estrepitosa desidia hacia nuestro ecosistema cultural son profundas o superficiales, si dejaran o no imborrables cicatrices. Las cifras de filmes estrenados, el número de espectadores y las recaudaciones de los próximos años lo dirán, al igual que son las cifras las que hablan cuando se trata de confirmar o rebatir percepciones.

Y ese es precisamente uno de los objetivos que en el Observatorio Cultural de Género nos hemos fijado: traducir en cifras la vaga y nebulosa idea que tenemos de la participación de las mujeres como agentes culturales en nuestra literatura, nuestro cine, nuestras artes visuales, etc. ¿Participan las mujeres en un número considerable, propio de una sociedad regida por la igualdad de género, en la creación de contenidos culturales? Y, sobre todo, ¿lo hacen en los puestos de responsabilidad y visibilidad o tan sólo en los subalternos, supeditadas siempre a la batuta de un varón? Porque son las cifras, que no pueden ser contestadas ni debatidas, las que ofrecen el retrato fidedigno de nuestra realidad y la paridad no la miden ni las sensaciones ni tampoco la buena voluntad.

Al hilo pues de esta preocupación extendida por la supervivencia de nuestro cine en condiciones salubres (siendo como es el cine un importante elemento de socialización), como ya hicimos el año pasado con el periodismo de opinión (ese instrumento asimismo clave en la construcción de la ciudadanía), el OCG ha querido ofrecer en este ejercicio algunas cifras iluminadoras en el campo del séptimo arte. Compartiendo con CIMA (Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales) el interés por la actividad cinematográfica de las profesionales del medio, precisamente en colaboración con dicha asociación hemos realizado nuestro Informe 2014, que lleva por título Directoras, productoras y guionistas en el cine catalán reciente; aspira tan sólo a ser una cata en un panorama de mucha mayor complejidad, pero sirve de muestra e ilumina una zona oscura a la que nadie parece prestar demasiada atención.

Quienes visitan con puntualidad semanal las carteleras en busca de los mejores estrenos, es posible que ya intuya cuáles han sido los resultados de nuestro estudio (y sepan de antemano si son alentadores o como para darse de cabezazos contra la pared de la persistente desigualdad de género), aunque lo cierto es que desde el ignorante optimismo que nos caracteriza son muchos los que creen que el cine que hacemos es un cine compartido, donde hombres y mujeres se alternan tanto en la pantalla como detrás de la cámara. No es así, lamentablemente, los números hablan.

Del análisis del periodo 2005-2012 en el que hemos puesto la lupa, y en las tres disciplinas que hemos considerado clave, los largometrajes de producción catalana estrenados ofrecen los siguientes resultados en participación femenina: 7,9% en dirección, 11,5% en producción y 10% en guión. Unas cifras francamente bajas, que ofrecen una media de un 9,8% en los tres ámbitos, lo que implica que en dichas relevantes responsabilidades hay una mujer por cada nueve varones.

Ahondando en la dirección, que junto con la interpretación es la cara más visible del cine y la de mayor prestigio (hablamos de una película de Almodóvar, de Bayona, de Coixet…), de un total de 478 filmes producidos y estrenados esos años en Cataluña, tan sólo 43 fueron dirigidos por mujeres. Para compensar, algunas películas de autoría femenina alcanzaron gran renombre y reconocimiento, como La vida secreta de las palabras (Isabel Coixet), La teta asustada (Claudia Llosa) o Tres días con la familia (Mar Coll). Pero eso no quita que sigan siendo muy pocas y algunos años claramente irrisorias.

Vídeo de entrega del Goya 2010 a la Mejor Dirección novel a Mar Coll por "Tres días con la familia"

Otear el horizonte de estos años recientes, aunque sea tan sólo en una parte del país, permite extrapolar los resultados al resto del Estado, siendo como es Cataluña el territorio donde se produce aproximadamente el 40% del cine nacional. Así las cosas, uno se pregunta si con un 10% de mujeres llevando las riendas de nuestra cinematografía podemos gozar de un cine plural, capaz de dar cabida a los anhelos y los desvelos de una sociedad que sí es enormemente plural, se mire como se mire; y la respuesta es no. De ello se deriva que, aun siendo el cine español mucho mejor de lo que cree el ministro Montoro, sea también mucho peor de lo que debiera ser: no por escasez de medios o de recursos imaginativos, sino por lo poco acogedor que es, por lo pronto, con el sexo femenino.

El Informe 2014 del OCG constata asimismo que en la actualidad son mayoría las mujeres que realizan estudios de cine, por lo que cabe suponer que esa tendencia está destinada a cambiar cuanto menos en cuestión de porcentajes. Aunque, ¿lo hará realmente o las mujeres se incorporarán masivamente al cine en disciplinas secundarias en la línea de vestuario, maquillaje y demás? No podemos leer el futuro, pero sí saber qué piensan las mujeres del cine de la discriminatoria situación actual, de ahí que el Informe lleve anexo un cuestionario donde más de una quincena de profesionales ofrecen su versión.

De Mar Coll a Claudia Llosa, de Judith Colell a Isa Campo o a la multipremiada Neus Ballús, directora de La plaga, son ellas las que sufren en sus carnes ese sentirse minoría en un mundo dominado aún por hombres herederos de John Huston, Hitchcock o Truffaut. De que ellas no lo han tenido fácil da cuenta por ejemplo el dato de que en el Hollywood del cine mudo había más mujeres detrás de la cámara que en el de los años 70. Las opiniones son variadas: las hay que tienen especial interés en ver cine de mujeres, hay quien cree que las mujeres crean mejor ambiente en un set de rodaje, unas creen que serían necesarias más medidas de discriminación positiva y otras no.

Lo que sí tienen meridianamente claro todas ellas es que una mayor presencia de mujeres detrás de la cámara revertiría en una mirada más rica y en una pluralidad de contenidos y tratamientos. Por ello Claudia Llosa reclama “un panorama de perspectivas más complejo que el actual”, mientras Neus Ballús afirma taxativa: “Nos estamos perdiendo el 50% de los posibles puntos de vista”. Por no hablar del quid de la cuestión, la imagen de la mujer que transmite el cine: casi todas ellas la encuentran claramente deficiente. De personajes femeninos “estandarizados” habla Lydia Zimmermann, mientras María Ripoll se duele de que muy pocas historias representan a la mujer de hoy.

Y es que, como excepciones como por ejemplo la última Biznaga de Oro en el Festival de Málaga, 10.000 km, cuyo guión es obra al 50% de su director y de un joven talento femenino, Clara Roquet (también incluida en nuestro cuestionario), es difícil que de un 90% de producción cinematográfica masculina ad eternum se derive una imagen de la mujer que no esté a 10.000 km de la vida real, de las mujeres reales. Nos ayudaría enormemente a librarnos de esa pesada carga que es la imagen esquemática, desconsiderada e irreal de novias, madres y hermanas una participación equilibrada de mujeres y hombres en esa fábrica de ilusión que es el cine.

Mª Ángeles Cabré, escritora y crítica literaria, su último libro es el ensayo Leer y escribir en femenino (2013). Dirige el Observatorio Cultural de Género.

Comentarios

Espero ansioso su análisis respecto al mundo de la danza, puesto que la danza también es cultura. En la última representación de la escuela de danza de mi hija, conté unas ciento cincuenta niñas por dos niños. Ni qué decir que la totalidad de quienes diseñaron el espectáculo eran mujeres... No así electricistas, tramoyistas, carpinteros, etc... Entre ellos no vi paridad, la verdad... ¿Alguna medida de discriminación positiva para varones en la danza? ¿Imposición de paridad en la matriculación en escuelas de danza?
Qué la mujer todavía no ha encontrado su natural integración en muchos campos, resulta evidente. Eso es debido a que una parte de la sociedad, sigue alimentando los prejuicios. La perseverancia y el talento, son las mejores formas de seguir avanzando.
La mirada tuerta de la moda. La mirada tuerta de la enfermería. La mirada tuerta de la educación infantil. La mirada tuerta de la asistencia social. La mirada tuerta de la danza. La mirada tuerta de las relaciones públicas. La mirada tuerta del diseño de interiores. La mirada tuerta del periodismo del corazón. La mirada tuerta del artista del maquillaje. La mirada tuerta del estilismo. La mirada tuerta de la cosmética. La mirada tuerta de la farmaceútica. La mirada tuerta de la pediatría. ¿Seguimos?
¿Hay mujeres directoras? Sí. ¿Hay mujeres guionistas? Sí. ¿Hay mujeres productoras? Sí. Entonces... ¿¿¿Dónde está el problema??? El camino está abierto por ellas. No hay más que seguirlo. No hay más que preguntarles cómo se hace. Aunque creo que la mayoría ya lo intuyen... En un trabajo muy duro, muy exigente, muy competitivo, a menudo desagradecido, y muy arriesgado. Y precisamente por eso hay pocas mujeres en el cine...
Propongo este videoclip realizado por una chiquilla, que además aporta, para mi gusto, una bonita voz. http://www.youtube.com/watch?v=J2SyPmem8KI
La mirada tuerta de los bomberos de Madrid ... Ana Botella.!!!Siempre, la paja en el ojo ajeno, no la viga en el propio.!!!

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