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Seis experiencias (casi) religiosas

Los hinchas más forofos convierten la pasión por el club en una creencia que guia sus vidas

El estadio como altar. El estadio como casa. El estadio como cementerio. El estadio como el centro de una devoción futbolera. Los hinchas más forofos viven su pasión por el fútbol como una religión que marca todas las etapas de su vida: unos se han criado en el estadio, como los hijos de Andrés Perales, que vivieron su infancia en La Rosaleda. Otros sellan allí su amor, y, los más fieles, descansan allí para toda la eternidad.

Un museo en el salón

Marcos Sánchez muestra su casa en Vallecas, el mes pasado.Vídeo: EdP

Cientos de banderines; decenas de DVD; libros, revistas... Todo es Real Madrid. Marcos Sánchez, de 35 años, es coleccionista y se considera, "modestamente", un historiador del equipo merengue. Desde hace 17 años, busca y compra casi cualquier cosa que tenga el logo del Madrid o que exhiba la cara de alguno de sus jugadores más famosos. Desde un paipay chino con la cara de Beckham hasta los bonos de construcción de la antigua Ciudad Deportiva publicados en los sesenta. Su casa en Vallecas está llena de pequeñas joyas que forman un museo muy personal del club madridista.

Una plegaria por la Liga

Elena López y el padre Julián en Ciempozuelos, un mes después de la final de la Liga.
Elena López y el padre Julián en Ciempozuelos, un mes después de la final de la Liga.EdP

Era el partido en el que se decidía la Liga. El Atlético de Madrid perdía ante el Barça. Y, para rematar, Diego Costa y Arda Turan estaban lesionados. Elena Rodríguez no aguantó más. Se acercó hasta la parroquia de Ciempozuelos y se puso a rezar; a rezar por la copa. Al final, su pasión colchonera y quizás sus plegarias rendirían frutos, pero no solo en el campo. Cuando el padre Julián Lozano la vio de rodillas en uno de los bancos de la iglesia, envuelta en su bandera atlética (que rezaba el lema: Una pasión, una religión), le tomó una foto que consiguió más de 2.000 retuits.

De mi equipo hasta la muerte

Ana Huertes, de Giem Sports, muestra el Espacio Memorial del Vicente Calderón.Vídeo: EdP

Para los más forofos, que se depositen sus cenizas en el estadio de su club significa cerrar el círculo de su vida. El Atlético de Madrid, el Betis y el Espanyol ya tienen columbarios en sus instalaciones. Son lugares solemnes, pero nada fúnebres. Parecen una extensión del museo del estadio.

Hasta que el fútbol los separe

Iban y Sígrid recorren el Camp Nou recordando el día de su boda.Vídeo: EdP

Iban y Sígrid pasean tres años después de su boda por las entrañas del Camp Nou. En julio de 2011, cambiaron la marcha nupcial por el himno del Barça. Los invitados, antes del banquete, pasaron por el vestuario del equipo visitante y por la sala de prensa. La cena, a pie de campo. La pareja cuenta que los días posteriores a la ceremonia no pararon de recibir correos de sus amigos en los que les decían, emocionados, lo bien que se lo habían pasado. "¡A ver si nos invitan a una boda igual!", bromean los novios.

Mi casa es un estadio

Andrés Perales posa junto al viejo autocar del Málaga CF.
Andrés Perales posa junto al viejo autocar del Málaga CF.EDP

Cuántos hinchas habrán pensado, alguna vez, que vivirían de lo más felices en un campo de fútbol. Mientras tanto, las gradas del estadio de La Rosaleda, hogar del Málaga CF, son lo primero que ve Andrés Perales al correr las cortinas de su salón. Durante décadas, él estuvo abriendo y cerrando las verjas que hoy otros custodian para él; las mismas que hoy protegen la casa en la que crió a sus siete hijos. La afición recuerda a este hombre de 79 años con cariño no solo por su trabajo como conserje, sino también por conducir el Flecha Azul —el viejo autocar del Málaga—. Sus casi cinco décadas de trabajo para el equipo le han valido, también, que una de las entradas lleve su nombre.

Toñín 'el Torero', compositor del Madrid

Toñín 'el Torero', en su local del madrileño distrito de Vallecas.
Toñín 'el Torero', en su local del madrileño distrito de Vallecas.EdP

A medio camino entre el profeta y el becerro de oro, Toñín el Torero siempre concede a sus admiradores una fotografía o un autógrafo. La final de la Copa de Europa que el Real Madrid ganó a la Juventus de Turín le convirtió en un amuleto del madridismo: fue la primera vez que la mirada pública le encontró con un capote con el escudo de su equipo, animando al club. Desde entonces, las peñas han convertido su bar, en el madrileño distrito de Vallecas, en un lugar de paso obligado. "Vienen madridistas hasta de Suiza", cuenta él, desde la barra de su pequeño local. Mientras la mujer de el Torero abastece al público de cerveza, los comentarios sobre fútbol aplacan cualquier silencio que pudiera hacerse en el establecimiento. A cualquier hora del día. Si no, siempre pueden entonar la canción que Toñín grabó junto al grupo Camela: Cómo no te voy a querer, si eres campeón de Europa por novena vez. Alguno de sus clientes le apremia a que actualice la letra.

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