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Diez canciones protesta de los Rolling Stones

No es una banda que se caracterice por su compromiso social, pero en estos 10 temas se 'mojan' y sus letras van más allá de sexo, drogas, mujeres y rock and roll

Carlos Marcos
Mick Jagger, ante miles de seguidores en Oslo (Noruega)
Mick Jagger, ante miles de seguidores en Oslo (Noruega)Reuters

Dentro de las características de la banda más famosa del rock and roll no destaca su compromiso social en las letras. Pero 50 años dan para mucho. Aprovechando que actúan de nuevo en España (el 25 de junio en el madrileño estadio Santiago Bernabéu) seleccionamos 10 canciones que Mick Jagger y Keith Richards compusieron en modo indignados. Curiosamente en las últimas décadas, ya abuelos, han acentuado su rabia contra la casta. Eso sí, a su manera…

(I can’t get no) Satisfaction (1965)

Cuando el gran himno de los Stones se publicó (en junio de 1965), Mick Jagger y Keith Richards contaban 21 años. Estaban a punto de alcanzar el cielo (lo hicieron con esta canción). Eran asquerosamente jóvenes. Rebeldes. Ingenuos. Hambrientos sexuales. ¿Guapos? También. 1965 fue un año socialmente agitado, con la Guerra del Vietnam en ebullición y los movimientos pro derechos civiles tomando las calles. Patillas, melenas, marihuana. (I can’t get no) Satisfaction recoge ese vendaval: jóvenes frustrados que denuncian el voraz consumismo, que apelan a enterrar las ideas de la generación de sus padres, que cuestionan la sociedad capitalista. “No puedo conseguir ninguna satisfacción, no puedo conseguir ninguna satisfacción./ Y lo intento, lo intento, lo intento./ No lo puedo conseguir, no lo puedo conseguir… Cuando estoy viendo mi televisión y llega un hombre que me cuenta lo blancas que pueden quedar mis camisas./ Bien, no puede ser un hombre porque no fuma mis mismos cigarrillos./ No lo puedo conseguir, o no no no./ Eso es lo que digo”. ¿Se convirtieron años más tarde los Stones en hombres con las camisas blancas?

Street fighting man (1968)

Hasta Street fighting man las letras de los Rolling Stones se ajustaban a los modismos rockistas: chicas (unas veces frágiles y solitarias, otras despampanantes), bourbon, blues y virilidad. Pero en aquel año, 1968, se despertó una conciencia social en Mick Jagger y Keith Richards que permanecía marginada por una vida de testosterónico rockero. Jagger fue a una populosa manifestación en Londres contra la guerra de Vietnam. Y le impactó. Poco después el cantante y el guitarrista vivieron de primera mano en París cómo los estudiantes clamaban por reformas en las calles de la capital francesa. Con esas imágenes en la cabeza, Jagger cogió papel y lápiz y empezó a escribir: “Oigo por todas partes el sonido de las marchas, de los pies avanzando, chaval./ Porque el verano ya está aquí y es el tiempo perfecto para pelear en la calle./ Pero ¿qué puede hacer un pobre chico salvo cantar en una banda de rock and roll?”. Inspirada en parte en el agitador pakistaní Tariq Ali, se trata de una llamada a los jóvenes para tomar la calle y protestar contra las políticas antisociales y belicistas de los gobernantes. “Oye, creo que es el momento para una revolución en palacio”, inquiere la letra. Un apunte musical para terminar: la canción no tiene ninguna guitarra eléctrica. Keith Richards utilizó una guitarra acústica y un método muy rudimentario: registró los acordes en una grabadora de casete que Philips acababa de sacar. Un dato que engrandece más a Street fighting man.

Sympathy for the devil (1968)

Aquí entramos en terrenos resbaladizos. ¿Es Sympathy for the devil una canción de temática política o social? Si no totalmente, en parte sí se puede considerar. Desde luego, no es un tema que reivindique la magia negra, como casi entre risas ha desmentido Mick Jagger. Aunque Richards, siempre rápido cuando se trata de explotar su imagen de crápula, añadió: “La verdad es que he estado muy cerca de Lucifer. De hecho, me he encontrado con él varias veces, demonios”. A pesar de que existen muchas teorías respecto al verdadero significado de la letra (los autores han contribuido a la confusión expandiendo diferentes significados), se puede considerar que es una especie de crítica al cinismo y la inmoralidad de la condición humana. Jagger se pone en la piel del Maligno para ofrecer una serie de datos que le igualan en horror con los seres humanos: “Por favor, permíteme que me presente./ Soy un hombre rico y de buen gusto./ He estado por aquí un largo año./ Robé el alma y la fe de muchos hombres”. Más adelante comienza a relatar trágicos acontecimientos políticos: “Estaba alrededor de San Petersburgo cuando vi que eran tiempos de cambio./ Maté al Zar y a sus ministros./ Anastasia gritó en vano./ Conduje un tanque y ocupé el puesto de general cuando la Blitzkrieg aullaba y los cuerpos apestaban…/ Y grité: ‘Quién mató a los Kennedy’/ Cuando, en definitiva, fuimos tú y yo”. La canción, para muchos la obra cumbre de los Stones, merecería un ensayo. Un asunto más, que ofrece una idea de las lecturas contradictorias de su mensaje: National Review la incluyó entre las 50 canciones de rock más conservadoras… por “anticomunista”.

Gimme shelter (1969)

Gimme shelter es un anuncio de peligro. Desde que suena esa guitarra trémula que pronto se funde con un aullido humano que más parece de un coyote sediento de sangre. Martin Scorsese lo sabe bien, ya que ha utilizado el tema en varios de sus filmes (Uno de los nuestros, Casino, Infiltrados). Algunos stonianos maliciosos señalan que esta misteriosa y mágica sensación se acabó el día que Mick Jagger invitó a Lady Gaga para compartir la canción en el escenario en la gira de 2012. Polémicas aparte, Gimme shelter es uno de los mejores temas del grupo británico, compuesto el plena guerra de Vietnam. “Una tormenta está amenazando mi vida./ Si no consigo algún refugio voy a desparecer./ La guerra, chicos, está a un disparo de distancia”. En los versos más duros, Jagger brama: “Violación, asesinato. Están a solo un disparo de distancia”. La canción dio título a uno de los fundamentales documentales de rock, de título idéntico, Gimme shelter. Filmado por los hermanos Maysles y Charlotte Zwerin cuenta la gira estadounidense del grupo en 1969, que se torna trágica en Altamont con el asesinato de un seguidor negro por los rudos Ángeles del Infierno, que los Stones habían contratado para la seguridad del concierto. La historia negra del rock que tanta literatura ha generado.

Sweet black angel (1972)

Pues sí, esta canción demuestra que Mick Jagger puede cantar a una mujer sin que necesariamente sea su amante (o examante). Sweet black angel está dedicada a Angela Davis, una activista afroamericana que luchó (y lucha: cuenta 70 años, los mismos que Jagger) en defensa de los derechos humanos y la igualdad. Militó en el Partido Comunista de EE UU. Este fue uno de los motivos por los que fue perseguida en su país en los años sesenta y setenta. Davis fue expulsada de su trabajo como profesora universitaria y arrestada por su presunta implicación (fue absuelta) en un asesinato de un juez. Dijeron que las armas utilizadas estaban a nombre de ella. Fue declarada inocente, aunque pasó 18 meses en la cárcel. Se la reconoce como la versión femenina de Malcolm X. Además de los Stones, le han dedicado canciones, entre otros, John Lennon y Yoko Ono (Angela) y Pablo Milanés (Canción para Ángela Davis). Hace un año se estrenó el documental sobre su vida Free Angela and all political prisoners. En Sweet black angel Mick Jagger canta: “Tengo un dulce ángel negro, tengo un póster de una chica./ Tengo un dulce ángel negro, colgado en mi pared./ Ella no es una cantante ni una estrella./ Pero habla muy bien y se mueve rápido./ Pero es una chica en peligro./ Sí, está encadenada, pero no se dejará vencer”.

Undercover of the night (1983)

A mediados de los años ochenta, Mick Jagger y Keith Richards estaban tan distanciados que se podía colar en los discos del grupo cualquier pedrusco. No existía control de calidad. Cuando se repasa la extensa carrera del grupo, Keith Richards se protege y señala que, aunque Undercover of the night está firmada por el dúo, su implicación se reduce a “alguna guitarrita”. Musicalmente, la canción es un juguete bailongo para que Jagger demuestre lo bien que mueve el trasero. Pero la letra es otra cosa. Jagger arremete contra los políticos de países del centro y el sur de América, incapaces de frenar la violencia y, en algunos casos, culpables de alentarla. “Escucho los gritos de la calle Centro 42, tan fuerte que van a reventarme los tímpanos/. Aléjate de la calle, porque está en peligro…/ 100.000 disparos andan perdidos en las cárceles de América del Sur”. Más tarde confesó que la letra estaba inspirada en el libro de William Burroughs, Ciudades de la noche roja. Seguramente también le influyó la convivencia con su exmujer (de la que se había divorciado cuatro años antes), la nicaragüense Bianca Pérez, activista de los derechos humanos.

Rock and a hard place (1989)

No, definitivamente, los Bush no caen bien a los Rolling Stones. Más adelante veremos cómo Jagger lee la cartilla a Bush hijo. En Rock and a hard place sus dardos desembocan en Bush padre, que el 1989 acababa de llegar a la presidencia de Estados Unidos. Siempre sin citarlos, claro está, que en eso sí eran muy cuidadosos los rockeros británicos. Después de hablar de pueblos pobres y de la hipocresía de los poderosos cuando hablan de derechos humanos, Jagger espeta: “Atascado entre la espada y la pared, atascado entre la espada y la pared./ Es mejor que pares”.

Highwire (1991)

Aunque desvela algo evidente, no deja de tener valor puesto en la boca y en las guitarras de los Rolling Stones. El tema: el doble juego de las grandes potencias, que venden armamento a dictadores y luego denuncian la violencia de estos contra sus ciudadanos. Highwire, un simpático rock and roll, se publicó en 1991, en plena Guerra del Golfo. “Les vendemos misiles./ les vendemos tanques./ Les damos crédito./ Puedes llamar al banco./ Es solo negocio./ Me puedes pagar con petróleo”. Pues eso, los viejos rockeros rebeldes regañando, desde sus mansiones, a los gobernantes del primer mundo.

Este es el vídeo oficial de la canción

Sweet Neo Con (2005)

Es curioso como Mick Jagger se ha vuelto más guerrero ya sesentón. Sweet Neo Con es una canción de su última etapa, incluida en su disco A bigger bang, de 2005, su último trabajo enteramente de canciones nuevas y probablemente el mejor desde Tattoo you (1981). Estamos en plena presidencia de George W. Bush, que hasta a Jagger se le hizo cuesta arriba: “Te llamas a ti mismo cristiano, pero yo te llamo hipócrita./ Te llamas a ti mismo patriota, pero yo creo que eres una mierda”. ¿Se imaginan a un grupo español llamar “mierda” al presidente de gobierno de turno? Aunque en ningún momento de la letra se cita a Bush, está claro que se refiere a él. En otro momento, Jagger inquiere: “Cómo puedes estar tan equivocado, mi dulce neo con./ Dónde va a parar el dinero del Pentágono”. Dentro de la continua pelea que mantiene viva la relación de los dos jefes del grupo, Jagger llegó a decir que Richards estaba preocupado con la letra de esta canción, “ya que él vive en Estados Unidos y yo no”. Toma dardo envenenado.

Doom and gloom (2012)

Cuando se publicó este Doom and gloom (que se podrían traducir como Destrucción y tristeza) algunos seguidores irredentos del grupo la definieron como “la Street fighting man” de estos calamitosos tiempos que vivimos. Obviamente, les pierde el stonesfanatismo. Pero no deja de tener su trascendencia: estamos ante la última canción grabada por unos setentones aún con ganas de molestar. Hay más: musicalmente no avergüenza. Doom and goom es una canción protesta leve. Es algo así como si un abuelo bien conservado (o sea, Mick Jagger) se sienta frente a la televisión a ver un espacio informativo y sacude la cabeza en señal de contrariedad. “A dónde vamos a ir a parar”. A Jagger le impulsó a escribir su presencia, como invitado, a la reunión de Davos del Foro Económico Mundial, donde los líderes empresariales y políticos debaten sobre los problemas mundiales. “Anoche tuve un sueño./ Estaba pilotando un avión y todos los pasajeros estaban borrachos y locos./ Estrellé el avión en un pantano de Luisiana./ Una horda de zombies me acorraló, pero vencí”. En otra parte del tema, canta: “Todo lo que escucho es destrucción y tristeza./ Todo es oscuridad en mi habitación”. En el vídeo se muestran imágenes de misiles explotando, la bandera de Estados Unidos, una chica retozando en billetes… Los violentos tiempos que vivimos, vistos desde el sillón de un salón.

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Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.

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