¿Quién se acuerda del campo?

Aunque a los políticos se les llena la boca cuando hablan de agricultura y dicen que es un sector estratégico de la economía española, que hay que apoyar y respaldar con medidas de apoyo al campo, la realidad es otra muy bien distinta. Cada vez perdemos más ayudas en fondos europeos, y si a eso unimos el retraso en el pago de dichas ayudas, la situación de asfixia económica para muchos agricultores es alarmante.

Estos días veíamos cómo muchos agricultores preferían triturar sus cosechas de patatas o cebollas antes que recolectarlas debido al derrumbe de los precios, que no llegan a cubrir los costes de producción. La razón no es otra que la sobreoferta que hay en el mercado de estos productos. Además, hay un incremento desproporcionado entre el precio en origen, el que recibe el agricultor, y el precio final. Algo que debería estar regulado desde hace tiempo. Se ha hablado mucho para que ambos precios consten en la etiqueta, pero hasta el momento no se ha hecho nada al respecto.

Por otro lado, la extrema sequía ha acabado por hundir cientos de miles de hectáreas de cereal de invierno en toda España, dándose la cosecha por perdida. Cultivos leñosos como el olivar, el almendro o la vid están empezando a sufrir también las consecuencias demoledoras de la sequía y están comenzando a secarse, lo que ha obligado a arrancar muchos de estos árboles.

O se toman ya cartas en el asunto y se adoptan soluciones o vamos a tener que ir acostumbrándonos a ver cada vez más tierras yermas y baldías.— Patricio Simó Gisbert.