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Hollande se acerca de nuevo a Trierweiler

El político “mima a su excompañera, multiplica las señales que podrían dan a entender que sus sentimientos hacia ella no han desaparecido”, según recoge el libro 'El presidente que quería vivir su vida' Hace unos días salieron a cenar y él se presentó con un ramo de flores

Valérie Trierweiler, en la semana de la moda de París, en marzo de 2014.
Valérie Trierweiler, en la semana de la moda de París, en marzo de 2014.CORDON PRESS

La dureza de la separación podría sugerir que el presidente francés François Hollande y su expareja Valérie Trierweiler no acabaron precisamente como amigos. Una frase corta y seca del mandatario a la agencia France Presse puso fin a siete años de vida común, tras semanas de noticias sobre el affaire del presidente con la actriz Julie Gayet. Sin embargo, en los últimos días, Hollande ha multiplicado las señales de acercamiento hacia su expareja, según recoge el libro El presidente que quería vivir su vida (Fayard). La obra, de la periodista de L’Express Elise Karlin, publicada este miércoles, repasa la cada vez menos secreta vida privada del jefe de Estado y sus repercusiones políticas.

“Desde hace semanas, el presidente vuelve a sentirse unido a Valérie Trierweiler”, relata Karlin en el libro. Si bien el contacto nunca se rompió del todo entre los dos, “el tono es de nuevo tierno y atento por parte del jefe de Estado”. El presidente “mima a su excompañera, multiplica las señales que podrían dan a entender que sus sentimientos hacia ella no han desaparecido”, añade. El mes pasado, la expareja cenó en un restaurante corso al que solía acudir en París. A la cita, el presidente se presentó incluso con un ramo de flores.

Según Karlin, que se hace eco de los rumores de enfriamiento de la relación Gayet-Hollande, el mandatario “imagina una vida con Valérie, pero sin los problemas, las tensiones, los ruidos: presidente de día; feliz de noche, con ella”. La ex primera dama, por su parte, que se sintió humillada por la publicación de las fotografías de la relación con Gayet, “espera una rehabilitación pública, un acto oficial, garantías: un regreso majestuoso”. Y la periodista deja abierta la pregunta: “¿Es posible que todo vuelva a ser como antes?”.

El resto del libro se adentra de nuevo, como ya lo han hecho varios trabajos anteriores al conocido como Gayetgate, en los rompecabezas, a veces políticos, debidos a los amoríos del presidente. Una anécdota en particular lo resume bastante bien: la de la entrega la Legión de Honor al abogado Jean-Pierre Mignard, amigo personal de Holande y padrino de sus hijos, fruto de su relación anterior con Ségolène Royal. Trierweiler había vetado la presencia de Royal en el Elíseo y los hijos se negaban a cruzarse con la entonces primera dama. Hollande quería entregar en persona la legión y Mignard quería que estuvieran presentes los hijos. Al final, la ceremonia tuvo que hacerse en dos tiempos: la entrega con Hollande y Trierweiler y el aperitivo de celebración con los demás.

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