Una burbuja ambiciosa ¿o un edificio cívico?
FOTO: Adrià Goula
El propio autor de la obra, Josep Lluís Mateo, ofrece la primera parte del título para esta entrada al describir el centro cultural que ha terminado en Castelo Branco -una ciudad en el interior de Portugal- como “una burbuja de actividad que flota sobre una pista de hielo”. El arquitecto se refiere a su edificio como “entre portugués y brasileño (Lina Bo Bardi) en su disposición y con una sección que forma un espacio continuo y en movimiento”. Asegura también, como clave para entender su intervención, que “pensar en la pianista María João Pires, natural de Castelo Branco, nos ha ayudado a imaginar el pequeño auditorio de música de cámara que alberga”, finalmente, apunta que “el edificio es un pequeño objeto grácil y brillante (sic) que debe introducir modernidad activa en el antiguo y un tanto devastado ¾también por la arquitectura¾ interior portugués.”
Así descrito por su propio autor, ¿qué podemos aportar los demás? De entrada una discrepancia o en la manera de entender el inmueble o en la de describirlo. El edificio es un gigante de hormigón, pero no es un vecino ruidoso. Llega para quedarse, ofrece –desde su gran cubierta- antes de exigir. Ubicado en la falda del castillo que da nombre a la ciudad, tiene capacidad expresiva y, sin embargo, rebaja su impacto con el gesto amable de los revestimientos que apelan al tacto (como la madera, el zinc de la cubierta o la piedra –en los pavimentos-) y, sobre todo, con su capacidad de servicio aunando usos: a la pista de patinaje sobre hielo exterior suma la gran cubierta con que cobija la plaza (que ya remodeló el estudio de Mateo) y a esa marca urbana –que suma al contexto gracias al respeto por la escala existente- añade el programa del nuevo centro con salas de exposición, aulas y un auditorio. Todo con luz natural (gracias a los lucernarios que iluminan el sótano) y todo sin construir un intruso en el corazón de una ciudad con escala antigua.
Mateo comenzó a trabajar en Castelo Branco hace años para remodelar el Largo de Devesa inyectando vida al centro urbano y transformándolo en espacio útil, vivo y querido por la población. Esa idea de continuar la ciudad, reparándola y reproponiéndola sin borrarla, está presente también en esta nueva intervención a pesar de su voluntad icónica. “Queríamos hacer flotar el edificio para que la plaza pasara debajo de él”, explica el arquitecto, que también revela su voluntad de cuajar un inmueble unitario, continuo, más suma que interrupción.
Mateo no da por perdida la batalla entre el arte y la arquitectura. Y sostiene que “sin pretender dominar la obra de arte, este es un espacio fuerte, singular; que es siempre el mejor entorno para gozar de la creación artística”. Sin embargo, de este proyecto se podría decir también lo contrario, esto es; que es su escala y su capacidad de pertenencia al lugar lo que eleva su calidad artística. Lejos de transgredir, el inmueble colabora en la (re)construcción de un lugar que ya existía. Por eso, aunque al decir burbuja, Mateo hable en realidad de una (pongamos) isla cuando considera que el edificio es un mundo protegido -“aunque relacionado con el exterior”- resulta cuanto menos contradictorio y más directamente confuso. Afortunadamente, la arquitectura habla sin palabras. Y entre un edificio claro y un discurso oscurso se impone la razón.
Comentarios
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.