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La inusual nueva estrella de Israel

Bar Refaeli amadrina a la ganadora de 'Factor X', Rose Fostanes, una filipina de 47 años Es lesbiana, emigrante, no habla hebreo y ha vencido pese a su poco agraciado físico El público ya la identifica como la nueva Susan Boyle

Bar Refaeli colgó esta foto con Rose Fostanes, en la final de 'Factor X'.
Bar Refaeli colgó esta foto con Rose Fostanes, en la final de 'Factor X'.FACEBOOK

El grito de Bar Refaeli desvelando la ganadora de la primera edición de Factor X en Israel es ya uno de los momentos de oro de la televisión nacional. El 47,8% de los telespectadores estaba pendiente de la modelo, presentadora del programa, para saber si el talento había ganado a la burocracia, a los pasaportes y a los idiomas. Y sí, ganó. Refaeli chilló el nombre de Rose Fostanes, una filipina de 47 años, cuidadora de enfermos, emigrada al país hace seis años, que solo canta en inglés porque no habla hebreo y que, haciendo gala de una firme personalidad y obviando las burlas arrastradas por su baja estatura, su elevado peso y su homosexualidad declarada, se ha impuesto en el concurso.

Rafaeli, siguiendo la ola de cariño desatada en todo Israel, ha ejercido semana a semana de madrina de Rose, con la que ha posado en fotos, a la que ha animado en sus cuentas en las redes sociales y por la que, según cuentan varios sitios de Internet, ha mediado ante el Ministerio del Interior para que modifique su visa y le permita cantar profesionalmente; hasta hoy, su permiso de estancia y trabajo se limita a tareas de metapelet o cuidadora, con lo que no podía emprender su carrera artística. El lunes, Interior confirmó que dará a Rose un “permiso especial” para que combine su tarea de cuidadora de una señora dependiente con sus canciones o para permitirle que se quede actuando si su empleadora acepta romper el contrato que la trajo desde Filipinas. Un guiño que el Canal 2, donde se ha emitido Factor X, ya ha festejado en nombre de Refaeli y el jurado.

“Eres una cantante gigante. Estoy orgullosa de ti. Espero que tu caso ayude a que todo el mundo sea más abierto, que se acepten las diferencias y se tenga en cuenta lo que tenemos dentro y haya oportunidades para todos”, festejó la modelo, actriz y ahora presentadora en su muro de Facebook. “Rose, te lo mereces por tu espectacular voz y tu historia. Me has emocionado cada semana”, añadía en Twitter. Solo la foto que subió con la cantante en la noche de su victoria, la pasada semana, tiene casi 42.000 “me gusta”. En un vídeo de Instagram se muestra incluso como una bailarina improvisada de Rose durante los ensayos de una de las galas. En la actuación final, Refaeli destacó especialmente a la pareja de la artista, su novia desde los 15 años, a la que los organizadores trajeron desde Filipinas. “Dos mujeres valientes que se quieren. ¡Viva el amor!”, diría luego en Internet, abundando en su pelea por la igualdad de trato para los homosexuales, una batalla de la que la modelo es ya musa local.

Rosa Fostanes seguía todo el juego con Refaeli y los demás miembros del equipo con la mirada agradecida y alucinada de quien nunca pensó que su sueño, cantar profesionalmente, fuera alcanzable. La suya ha sido una vida áspera que ha enternecido a los israelíes, aunque apenas pueda decir hola y gracias en su idioma. Nacida en Taguig en 1967, canta desde los seis años, pero el abandono de la familia por parte del padre la obligó a trabajar nada más rozar la adolescencia. No había tiempo para canciones. Los últimos 20 años se los ha pasado trotando por Oriente Medio –Egipto, Líbano, Emiratos Árabes- cuidando a enfermos o limpiando casas y mandando el dinero a su familia. Hoy vive en un piso al sur de Tel Aviv con siete compatriotas, donde no hay ni televisión para seguir su concurso.

Rose Fostanes recibe un certificado de manos del embajador filipino en Israel, el 15 de enero de 2014.
Rose Fostanes recibe un certificado de manos del embajador filipino en Israel, el 15 de enero de 2014.Ilia Yefimovich (Getty Images)

La leyenda que se está construyendo ya sobre la que todo el mundo llama la nueva Susan Boyle -en alusión a la británica que, superados los 50 años, ganó el concurso hermano de Britain's Got Talent en 2009, tras una vida gris condicionada por la pobreza-, no deja claro si acudió a las audiciones de Factor X el pasado octubre por iniciativa de un amigo o porque un cazatalentos se fijó en ella en un karaoke. “Soy solo una cuidadora que quiere ser cantante”, dijo en su presentación, en un concurso masificado de jóvenes de corte triunfito, donde arrancó con This is my life, de Shirley Bassey. No ha tenido competencia desde entonces, con canciones “de chica fuerte”, como destacaba Refaeli, de Tina Turner, Queen, Christina Aguilera o Alicia Keys hasta llegar al My way de Frank Sinatra en la noche en que todo Israel la vio coronarse.

Su caso ha sacado del anonimato a esos 20.000 filipinos que, como ella, velan por ancianos o niños, cocinan y limpian en Israel de forma legal. En el videoblog que ha llevado el Canal 2, Bar Refaeli ahonda en la necesidad de “reconocer el trabajo que hace gente como Rose”. “Si quiere regresar a su país, perfecto, pero si no, en Israel la adoraremos siempre. Nos ha dado una lección de tesón”, concluye.

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