Feliz Navidad y próspero consumo
Por Carlos Ballesteros
Un año más llega la Navidad con más de un mes de antelación y con ella los sentimientos de bondad, de felicidad, de caridad. Un año más las calles están ya llenas de dulzonería y sensiblería, de villancicos, de papás noeles, de luces, de espumillón aún cuando el mes de noviembre no haya termindado de despedirse. Llega la Navidad y los ayuntamientos de nuestros municipios llenarán las calles de bombillas y más bombillas y de gasto energético inútil y derrochador.
Llega la Navidad y rezaremos para que este año sí, este año por fin nos toque la lotería; para que el Gran Atracón no pase factura en el estómago (porque en el bolsillo es imposible que no la pase). Llega la Navidad y desde los comercios, los medios de comunicación y los grandes almacenes se nos bombardeará (de hecho llevan haciéndolo desde principios de noviembre) con este Supermercado de la Solidaridad, con estas Tiendas de los Buenos Sentimientos. Compra, date el atracón ….Anda, ríe, bebe, que hoy es nochebuena….Gasta de tu Visa …pero hazlo con una sonrisa y piensa en los demás. Un año más gastaremos y gastaremos sin fin en la fiesta del exceso y del consumo.
Navidades…las justas
Navidades las justas significa, al menos para mí y en primer lugar, que tienen que durar eso, lo justo: el tiempo apropiado, exacto, limitado. Que las Navidades no duren tres meses casi. Que lo poco agrada (bueno, a veces ni eso) y lo mucho empacha.
Navidades las justas significa que seamos conscientes de lo que se celebra, de que es una fiesta religiosa para los que creen en ella y de ahí el porqué y el para qué de estas fiestas. Navidades las justas apela al fin del cinismo y la hipocresía con que felicitamos y sonreímos a ese jefe que detestamos los once meses restantes del año, a esa compañera de la que no conocemos ni siquiera su nombre, a ese vecino que no sabemos ni en qué piso vive. Navidades las justas significa reivindicar el derecho incluso a no celebrarlas: si uno no cree en ellas. ¿Por qué atiborrarse la noche del 24? ¿Por qué seguir comiendo el 25? ¿Por qué dar y recibir regalos caros, inútiles?
Navidades las justas significa el plantearse en estas fiestas qué compramos, qué comemos, qué regalamos. Navidades las justas tendría que plantear en nuestras cabezas y en nuestros corazones preguntas como ¿lo necesito? ¿Merece la pena? ¿Tanto es bueno? Lo justo, lo imprescindible, lo necesario... y no dejarse llevar por tantas y tantas propuestas de felicidad publicitaria.
Navidades las justas también significa que nos preguntemos de dónde vienen los productos que compramos y regalamos y que miremos más allá de las etiquetas y los precios. Que nos preguntemos y le preguntemos a los productos si se habrá pagado un salario justo, si se habrán fabricado bajo condiciones laborales dignas, si respetaran el medio ambiente los procesos productivos. Que desviemos el máximo posible de la corriente compradora hacia la compra de productos responsables: ¿una cena de Nochebuena hecha con productos agroecologicos? ¿turrón de comercio justo? ¿cava de redes de consumo alternativo? ¿regalos de productores de economía solidaria? ¿regalos hechos por uno mismo con sus propias manos?¿regalar tiempo?
Y no sigas metiendo en tu cesta de la compra botellas de cava que donan el 0’7% a apadrinar niños y niñas que no saben lo que es la Navidad; mazapanes y turrones que cada vez tienen menos almendras y cacao de ese que se produce allá lejos en Africa; no sigas pujando en el telemaratón de turno por un producto que un famoso ha donado para que tú lo compres y ese dinero vaya a los mismos hambrientos de la Navidad del año pasado; no sigas buscando para regalar artesanías latinoamericanas, máscaras africanas que den un toque exótico a tus reyes magos pero que no sabes cómo ni quién las ha hecho (seguro que son made in China) …Y sigue leyendo cosas como estas. A lo mejor estas Navidades son, de verdad, las justas.
Imagen de apertura: Padre e hijo con árbol de Navidad, (1949), Nationaal Archief, vía Flick / The Commons
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