Conductores noveles
Hace dos años que me saqué el carné de conducir. Cuando iba con el coche de la autoescuela ya era un problema de altura. Parar en los STOP suponía recibir incordiadas de los que me seguían y, en las rotondas, era imposible no ponerse nervioso teniendo el morro del coche de atrás pegado a mí. Ahora me fijo desde fuera y tampoco lo entiendo. El estudiante en prácticas ya tiene suficientes acordándose de vigilar el embrague, poner los intermitentes y estar atento a las mil y una señales que después muchos conductores “expertos” se saltan como si no existieran. Un respeto, por favor.— Adriana Rodríguez Recasens.
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