Un Estado del Bienestar MÅLSTROM
"Un cole unido, decora con estilo". Este es el nombre de la campaña que la conocida cadena de decoración IKEA ha puesto en marcha en varias ciudades españolas para fomentar la participación de alumnos y profesores de las escuelas públicas. El premio son varios miles de euros en material y mobiliario para sus centros, como el equipamiento de una biblioteca en un colegio de Sevilla. No es el único caso reciente en el que grandes empresas privadas acuden al rescate del Estado. El Banco de Santander anunció hace unos días la donación de 250.000 euros para atender a las víctimas de tifón Haiyan. Como en el caso de IKEA, la particularidad de esta donación es que no fue canalizada a través de una de las ONG que trabajan en la emergencia de Filipinas, sino por medio del Ministerio de Asuntos Exteriores. El Banco de Santander al auxilio de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
Líbreme San Cucufato de criticar la generosidad de D. Emilio y menos la de Ikea, que tanto ha hecho por mi cuarto de estar. Pero coincidirán conmigo en que el asunto es peculiar:mientras los servicios públicos de nuestro país van entrando uno detrás de otro en cuidados intensivos, los magnates hacen frente a nuestras adversidades con una pequeña parte de sus fortunas. Son los mismos magnates cuyos lobbies se han asegurado de construir un sistema fiscal profundamente disfuncional que permite a las grandes empresasescabullirsecon un tipo efectivo del 4%, una quinta parte del que pagan de media las PYMES, usted y yo. Si no estuviese viendo los restos de basura acumulados junto a mi portal, pensaría que me he teletransportado a los Estados Unidos.
Quede claro que no se trata de dejar a las empresas fuera de las actividades de interés general. Este blog ha destacado en varias ocasiones la importancia de incentivar la participación del sector privado en los asuntos públicos. La famosa Ley del Mecenazgo -que camina con paso firme hacia su aprobación en 2025- podría incrementar los beneficios fiscales de las donaciones que realizan empresas y ciudadanos, introduciendo además nuevos modelos de cooperación público-privada que han demostrado resultados sorprendentes en algunos casos, como la innovación farmacéutica frente a enfermedades de los países pobres.
Pero una cosa es eso y otra muy distinta trasladar el debate presupuestario al Rastrillo. Me preocupa el modo en el que esta crisis ha conseguido diluir las líneas rojas de la responsabilidad del Estado (hay derechos en la medida en que haya pasta), forzándonos a aceptar que nuestra sociedad será en el futuro más desigual e infeliz. Una derrota inspirada por los vencedores fiscales, impuesta por el Partido Popular y aceptada mansamente por el PSOE y el resto de la oposición.
Así que, si este es el modelo, que se pongan manos a la obra. Precisamente la semana pasada conocíamos que 64.000 alumnos españoles comenzaron este curso dando clase en barracones que les hielan en invierno y les cuecen en verano. Pues que lo hagan al menos con un poco de gusto. Hay mucho container que acicalar, amigos de Suecia. ¡Redecoremos nuestra educación pública!
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